Mayte Uceda ha visto como sus dos anteriores novelas, auto publicadas en Amazon, se posicionaban entre las más vendidas dentro de su género. “Alicia y el teorema de los monos infinitos” es su último trabajo en ver la luz, esta vez de la mano de una gran editorial.
Sin duda es el momento perfecto para este tipo de novelas. Existe un porcentaje alto de personas que viven solas, siendo su trabajo y algún que otro esporádico affaire, los únicos que le alivian de la soledad. Es asiduo el argumento treintañero/a solitario imbuido en su trabajo, al que la vida le ofrece una segunda oportunidad en el amor; incluso en ocasiones es la primera.
Que probabilidades existen de que una mujer indefensa, cerca de los cuarenta, sola, con problemas económicos se encuentre con un príncipe azul, guapo, más joven que ella, que venga a rescatarla. Tal vez algunos piensen que existen más posibilidades de que eso ocurra, a que un número infinito de monos, durante un tiempo infinito, escriban "El Quijote". Y yo lo que digo es que debemos dejar las puertas abiertas a la esperanza ya que cosas más raras han sucedido.
Alicia, una joven viuda, después de cinco años con la sola compañía de los recuerdos de un matrimonio fantástico y un perro que le acusa de la desaparición de su amo, decide probar suerte en una página de contactos y, voilà, aparece ante sus ojos la ficha del hombre perfecto, no solo para su vida sentimental sino también en lo profesional. Pero, ¿existen los hombres perfectos? exacto, habéis dado en el clavo, no. En apariencia es la horma de su zapato, pero a cada día que pasa y le conoce un poquito, van saliendo a la luz diversos defectillos, bueno más bien grandes defectos de esos que se escriben en mayúsculas y que harán peligrar su cuento de hadas pudiendo, incluso convertirse en una historia de terror.
Alicia se descubre ante el lector, nos relata sus vivencias convirtiéndose en alguien cercana, a la que le coges cariño y para la que deseas lo mejor. Su media naranja por el contrario saca a relucir otros sentimientos mucho más decadentes. Porque en serio que este hombre lo tiene todo y un poquito más, a pesar de los riesgos.
Tendremos que darle las gracias a todos esos factores que unidos entre sí, llevaron a Mayte a dedicarse al arte de escribir, en vez de alguna otra actividad como por ejemplo podría ser el patchwork, palabra impronunciable, por cierto. Un romance refrescante, que mejora con cada página, al igual que el buen vino lo hace con cada nuevo sorbo y no porque cada vez estemos más obnubilados por el alcohol sino, por los diversos matices que vamos descubriendo. Mayte nos lleva a una isla paradisíaca para ser testigos de una preciosa historia de amor llena de altibajos, de esos que siempre existen en la vida, con aromas de verano, una pizca de buen humor, acompañado de pequeñas dosis de intriga.