Para Dan Crawford, el programa de verano para alumnos sobresalientes es una oportunidad única. Sus amigos nunca comprendieron su fascinación por la historia y la ciencia. Pero en el Colegio Preparatorio New Hampshire, esas preferencias están a la orden del día. Al llegar al lugar, se encuentra con que la residencia a la que debía ir ha sido cerrada, por lo cual todos los estudiantes se ven forzados a quedarse en Brookline, lo que solía ser un hospital psiquiátrico. Cuando Dan y sus nuevos amigos, Abby y Jordan, comienzan a explorar los pasillos y el sótano oculto del lugar, descubren secretos escalofriantes sobre lo que realmente ocurría allí. Secretos que los vinculan a ellos con el oscuro pasado del hospicio. Brookline nunca fue un instituto para enfermos mentales comunes: alojó tanto a psicópatas como a homicidas, sujetos sumamente peligrosos, y hay hechos y prácticas aberrantes que saldrán a la luz. Con fotografías estremecedoras de hospicios reales, Asylum lleva al lector a los límites difusos entre el pasado y el presente, entre la amistad y la obsesión, entre la genialidad y la locura. Esta historia es una advertencia: la mente puede jugar malas pasadas cuando se ingresa a un submundo donde nada es lo que parece y se experimenta con ella. Siempre habrá consecuencias… y no serán nada agradables.
OPINIÓN:Asylum ha sido una sorpresa, pero no una agradable. Como todos los libros que he leído de V&R Editoras, creí que Asylum se añadiría a la lista de “libros que me han gustado”, todo daba a entender que así sería, pero no fue así, y es por eso que me sorprendí. Es de esos libros que pudieron ser, pero no fueron. La historia tenía las bases solidas para ser buena, para gustar al lector, pero el mal manejo de los personajes, especialmente el protagonista, la falta de información, los malos diálogos y las preguntas sin contestar hacen que Asylum se sume a los peores libros que he leído. Inclusive con mis enormes ganas de hacer que el libro me gustara, desde un inicio no fue así, el final mejoró, pero no lo suficiente como para difuminar lo malo que fue lo demás.
Lo que principalmente hace de este libro una mala lectura es su protagonista, Daniel Crawford, un chico inteligente que sin explicación alguna para el lector, sufre problemas mentales leves, ligeros, de esos que te permiten vivir una vida normal (que alguien me explique eso), o sea que presiente cosas, olvida lapsos de su vida y tiene habilidad para sentir cosas que los demás no. Su forma de pensar es desesperante, pasan malas cosas, todo se vuelve extraño y él en lo único que piensa es que ojalá la chica que le gusta no piense que es raro. Se guarda las cosas, las desarrolla en su mente y no las comparte, porque es tímido y siempre ha sido individual, hasta que llega al curso de verano en el Colegio Preparatoria New Hampshire, donde se pone un alto y decide hacer amigos, pero claro, decide también seguir guardándose todo y no contarle a sus amigos sus problemas, o los problemas que hay en la escuela, como la mayoría haría, porque vamos, son amigos, para eso están, para ser un apoyo, y eso Dan no lo entiende, ni siquiera cuando ve que uno de sus dos amigos está sufriendo, prefiere pensar que le da su espacio a que en realidad no le importa, a fin de cuentas su otra ‘amiga’, la chica que le gusta, está sentada a su lado, que los demás se vayan al diablo. Cada uno de los pensamientos y las decisiones que este protagonista toma están moldeadas por la autora para poder desarrollar la historia como quiere, pero no lo hace de buena manera, ya que uno se puede dar cuenta cómo de tontas e ilógicas resultan. Además, de pronto le surge una determinación a Dan de terminar con todo eso de una vez por todas, porque ese es su destino y por eso está ahí, ¿cómo lo sabe? Ah, claro, es un sexto sentido que él tiene, no importa si por hacer sus tonterías se lleva entre las piernas a sus amigos, que a fin de cuentas su destino no era ir solo a estudiar, su destino era acabar con todo el mal que hay en ese colegio, donde antes era un manicomio. Así puedo seguir, siendo escéptico de cada una de las cosas que hace y piensa el protagonista, pero mejor me ahorro los demás y les digo que no, no vale la pena leer este libro solo para saber lo desesperante y tonto que es el protagonista.Los diálogos de la autora parecen fuera de lugar, son pobres e incómodos, no parecen pertenecer a la escena que se desarrolla y eso hace que todo el libro sea más pesado de leer de lo que en realidad es, sumándole que el inicio es tan precipitado que no da explicaciones y te lanza a la escena como si estuvieras junto a los personajes desde que nacieron, hacen que todo se vuelva más irreal y que no disfrutes lo que lees. Te provoca exclamaciones de indiferencia e incredulidad por todo lo que se narra. Le quedó grande a la autora, no supo manejar bien la historia para dar un buen resultado, esperemos que para la secuela haya tomado experiencia y su manejo de recursos sea mejor, porque simplemente no te crees lo que lees.
La narración no es complicada, en realidad es sencilla, pero se siente forzada durante gran parte del libro, por lo mismo de que los diálogos y los pensamientos del protagonista no resultan creíbles, y que no hay mucha descripción, los escenarios la tienen, pero es poca y para los personajes es nula, se limita a decir su complexión, su estatura o si usa algún accesorio destacable, pero no más, te complica hacerte una imagen visual de los personajes principales, eso es bueno y malo a la vez, dependiendo de qué tan exigente se ponga el lector. Es hasta el final, ya en los últimos capítulos, que empieza a volverse más ligero, la acción desenfrenada de las últimas páginas provoca que te sumerjas hasta que lo terminas, porque el climax te atrapa en su punto más brillante y no te suelta hasta la última página. Ojalá que así fuera todo el libro.
Lo destacable del libro es su edición, Asylum cuenta con una edición perfectamente cuidada. Inicios de capítulo de una página, que destacan completamente, imágenes que van de acuerdo a la historia y un color verde predominante, desde el exterior hasta las imágenes y la letra, que también es verde. Las imágenes hacen que te creas lo que lees, jugando con tu subconsciente y haciéndote pensar que estás leyendo una historia real, pero el efecto no perdura durante todas las páginas. Otra cosa en la que destaca es que no es predecible, los giros en la historia no te los esperas, pero estás tan al pendiente de los pobres pensamientos del protagonista que muy apenas lo notas.
Tiene un par de escenas que te ponen en tensión, pero son contadas y limitadas. Deja debiendo en cuanto a maldad se refiere, al hablar de fantasmas, de asesinos, de torturas y de secretos, hay mucho material para tocar los nervios del lector, pero no lo hace.
Personalmente, Asylum me ha parecido un libro que no vale la pena, tiene un mal manejo de personajes, diálogos y de narración. Los sucesos escalofriantes quedan debiendo y la historia del manicomio si bien interesante, se explica de una forma muy pobre, mediante cartas que quieren ser misteriosas y tenebrosas, pero se quedan en superfluas. Aún así, y para mi sorpresa, quiero leer la segunda parte, no solo porque dejar sagas no me gusta, sino porque el final logra picar tu curiosidad.
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