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«Dime, ¿por qué los idiomas, la literatura y demás son materias de estudio femeninas? No te censuro a ti, David. Ya sé que te limitabas a repetir una verdad universal, aunque resulte cuestionable. Vivimos una época en la que las mujeres trabajan en profesiones antes vedadas. Aunque no haya muchas todavía, han demostrado ser competentes como médicas, como científicas, como mujeres de negocios. Ahora que las puertas están abiertas, ¿por qué no son más las que se apresuran a ganar acceso al mundo profesional? No, señor. Ellas siguen convirtiéndose en amas de casa y diciendo: “¿Quién quiere ganar el Premio Nobel como marie Curie? Es mucho más interesante aprender a preparar un pollo asado”. Desde luego, cada cual puede seguir sus propios intereses, y tal vez haya mujeres que sólo desean aprender recetas de pollo asado o principios de economía doméstica. Pero, ¿por qué una mujer que haya estudiado química o geología ha de ser menos adecuada como compañera que una mujer que ha estudiado literatura?»
Elspeth Dunn es una escritora -una poetisa, de hecho- que nunca ha salido de la isla de Skye, en Escocia. El mundo exterior queda lejos; al menos hasta que un día llega una carta de un admirador americano, David. Entre ambos se inicia una correspondencia que podría, o no, desembocar en algo más y que se ve complicada por la 1ª Guerra Mundial. Paralelamente conoceremos a Maisie, la hija de Elspeth, quien oh, casualidades de la vida, también ha visto una Guerra Mundial (en este caso la 2ª) introducirse en medio de su relación. En cuanto a qué pasará… bueno, eso tendréis que averiguarlo vosotros. Ya os digo desde aquí que aventuras y desventuras, como no podía ser de otro modo.
No soy yo muy de libros puramente romántico; no es que no disfrute de una buena historia de ese estilo pero generalmente busco alguna otra cosa en los libros; prefiero mil veces más una trama de amor paralela a una que ocupe toda la historia. Ha habido libros que me han dejado de gustar por el peso del romance. Pero he descubierto mi punto flaco: las historias de amor en tiempos de guerras (la primera la que más, parece ser). El puerto, The summer before the storm… Y de este estilo es el libro que os traigo hoy al blog: Cartas desde la isla de Skye.
No os voy a mentir: he disfrutado de todas y cada una de las páginas de esta novela. Me ha tenido entretenida, pensando en ella y preocupada durante los días que duró su lectura. Porque Cartas desde la isla de Skye y sus protagonistas, David y Sue, llegan hasta lo más hondo del alma lectora y ahí se quedan. Y esto no puede hacerme más feliz. La historia es dulce, muy dulce. Quien dice historia dice historias, puesto que ambas (la de la madre y la de la hija), así como las subtramas familiares, son estupendas. De hecho es curioso porque lo que en un principio parecía una trama muy sencilla y simple se va convirtiendo en algo que, sin llegar a ser enrevesado, tiene su complicación. Pero ya sin salir de la historia de Sue y David, ¡ay!, qué bonita es, cuánta magia tiene sin llegar a ser ñoña; porque a esto no llega en ningún momento. Tiene partes bonitas, claro está, pero que no causan vómitos y esas cosas. Personalmente he encontrado la historia perfecta: no le añadiría ni quitaría nada, ni crudeza, ni romanticismo, ni páginas, nada.
Siguiendo con las cosas buenas que tiene, están los personajes. Me han enamorado. Él con su candidez, su capacidad para volcar sus sentimientos en una hoja de papel para que éstos crucen el mar. Ella porque es capaz de afrontarse a sí misma y, a pesar de hacer algo que no está del todo bien (y que no os digo qué es porque se considera spoiler) se da cuenta; y por luchar por sus sueños, y por ser una mujer de armas tomar. Por todo, vaya. Sin embargo, es esa “cosa que no está del todo bien” lo que hace que no se lleve las cinco estrellas, que la puntuación baje. Veréis, hay cosas y cosas, y precisamente el acontecimiento que se da en este libro no es de mi agrado. ¿Que estaba más o menos justificado? Bueno, eso es cierto. Pero una cosa no quita la otra y me molestó, qué queréis que os diga. El caso es que como ya os he comentado algo más arriba, al final la cosa mejora porque la protagonista es estupenda y se da cuenta de todo lo que ha hecho… resultados aparte.
Jessica Brockmole tiene una prosa sencilla pero a la vez muy bonita, capaz de hablar de sentimientos con una facilidad increíble. Al ser una novela epistolar, no cuenta con demasiadas descripciones (tampoco hay partes de diario) pero aun así la autora es capaz de introducir ciertos detalles para que nos imaginemos cómo son los personajes o los escenarios donde tiene lugar la historia. O las. Bueno, qué más dará cuántas sean si aquí lo que importa es que estas Cartas desde la isla de Skye me han traído por la calle de la amargura. Porque lo malo de estas guerras
Cartas desde la isla de Skye se posiciona entre las novelas más bonitas que he leído en los últimos tiempos, y en una de las mejores lecturas de este año. Tanto los personajes como la prosa de la autora me han cautivado de pleno, y las historia de amor, en plenas guerras, me han llegado al corazón para quedarse ahí mismo, esperando. Sin duda una novela muy recomendable para todo tipo de público.
