Descubrí este libro gracias al blog Mis Momentos de Evasión, cuyo estupendo contenido podéis consultar aquí y me llamó mucho la atención el título. Y luego resulta que el argumento era de lo más original.
Todos conocemos las historias de los niños perdidos, esos que se meten en una puerta de un árbol o de una pared y caen hasta llegar a otro reino, como Alicia en el País de las Maravillas. No todos esos reinos son iguales: los hay donde reina el orden, en otros el caos, otros están llenos de adorables animalitos, otros de muertos y otros son torreones donde se experimenta con cadáveres.
De vez en cuando, uno de esos niños regresa con su familia. Pero está roto y tiene el corazón dividido. Para él han pasado sólo unos días, pero para su familia han pasado años. En muchos casos se les ha dado por desaparecidos o por muertos y su reaparición pone patas arriba la vida familiar, sobre todo porque el niño o niña ha adoptado otra forma de comportarse a la que no va a renunciar en el mundo real.
Para los casos más difíciles, Eleanor West tiene un internado para estos niños, donde hace terapia de grupo e intenta que vuelvan a encajar en la sociedad. Nancy, que acaba de llegar del reino de los muertos, será la última incorporación a su peculiar institución. Y justo cuando llega tiene lugar un suceso terrible que les obligará a trabajar en común, sin importar sus diferencias ni las de sus mundos.
Es lo bueno de ser inadaptadoCada corazón, un umbral (Alianza Editorial/Runas)es una novela corta, puesto que no llega a las doscientas páginas. Hay que reconocer el mérito de la autora al conseguir definir tan bien unos personajes en tan pocas páginas. Sin embargo, tras haberlo leído, me di cuenta de que era parte de una saga. Durante su lectura, tenía la sensación de que la autora estaba desperdiciando una idea muy original, pero supongo que tendrá un mayor desarrollo en libros posteriores.
En realidad, los temas que trata (los niños desaparecidos, el hecho de que aquí hayan pasado años y en el otro mundo días, etc.), no son nuevos, pero sí el tratamiento. La Residencia para niños descarriados de Eleanor West nos recuerda mucho a esos niños peculiares a los que albergaba Miss Peregrine o incluso a la escuela de Charles Xavier de los X-Men.
Sin embargo, el tratamiento que le da la autora es muy jugoso. Nadie ha pensado cómo volvían aquellos niños, sí es que volvían, pero esa figura del niño desaparecido abundaba en el folklore. Y aquí se recupera con gran maestría. ¿Cómo hubiese regresado Alicia del País de las Maravillas? Afortunadamente, no estuvo mucho tiempo, pero tal vez hubiera necesitado ayuda a su regreso.