★★★★4 de 5iBoy adapta la novela homónima de Kevin Brooks (autor también de Diario del búnker), una historia que se centra en un joven que después de ser asaltado experimenta cómo su cerebro se funde con piezas de un smartphone que le otorga habilidades especiales. Digamos que se transforma en un ordenador andante. Tiene la capacidad de realizar escuchas, hackear cuentas de correo y bancarias, localizar a personas por sus dispositivos. Imaginad a Mr. Robot pero con el ordenador en su cabeza.
Esta es una de las últimas adaptaciones de Netflix, que últimamente está dando la campanada con producciones cinematográficas propias dirigidas, en su mayor parte, a un público joven.
iBoy tiene la estética y el alma de otras películas como Chronicle o Almanach. Esta, sin embargo, cambia la típica zona residencial acomodada de Norteamérica repleta de color y luz por un barrio obrero de Inglaterra podrido por el contrabando. El gris imperante le va que ni pintado al guion. No estamos ante un superhéroes de mallas y antifaz, sino ante un antihéroe con pinceladas de Kick Ass, pero con menos dilemas morales. El actúa por simple venganza.
Por lo que he podido leer, ha habido cambios con respecto a la novela, todos ellos positivos. En el libro, el autor utilizada expresiones como iCerebro, iPoderes, i...todo. Eso, por suerte, no aparece mentado en la película, así que tranquilos, no os sentiréis dentro de un comercial del teléfono de la manzana.
Los efectos especiales son correctos y cumplen su función. Me hubiera gustado ver algún despliegue más de poderes, pero eso es cosa mía, realmente disfruto con este tipo de películas.
El villano es arquetípico, todos los personajes lo son. Y aun así no ensombrece una historia que, pese a no ser perfecta, nos aleja durante hora y media de lo rutinario.Lo mejor: la historia, la estética oscura.Lo peor: alguna exhibición más de los poderes.IMDB