Reseña de «Del color de la leche» de Nell Leyshon: Un bonito y trágico relato rural

Del color de la leche  es una novela bastante cortita de Nell Leyshon que cuenta una entrañable y dramática historia rural, con el estilo tan característico que ya conocí en el libro de la misma autora, La escuela de canto. Narrado con sencillez y no exento de profundas reflexiones, este relato sobre la familia, la libertad y el anhelo de conocimiento de quien se le es negado, compone un pequeño escenario con una protagonista a la que, aunque sea durante el breve tiempo que dura su lectura, se le coge bastante cariño.

En Del color de la leche no se tarda ni 5 minutos en empatizar con Mary, la joven narradora de 15 años que se dispone a compartir con los lectores su vida como granjera en la Inglaterra rural de 1830, en unas notas o libro que ella orgullosamente está logrando escribir. Y es que, para una granjera de esta época, el acceso a la lectura, escritura o cualquier otro tipo de conocimiento estaba más que fuera de su alcance. Por eso mismo, el camino que recorre hasta aprender las letras, se convierte en la historia que quiere transmitir. Con el cabello del color de la leche y a pesar de su malformación en una pierna, Mary es una trabajadora incansable, que ama su granja y a su familia sobre todas las cosas, a pesar del carácter violento de su padre o de la indiferencia de su madre. Compartiendo su tiempo con otras hermanas de edades similares a la suya, la chica pasa sus días atareada de sol a sol, sin perder nunca su sentido práctico de las cosas, su adorable inocencia, su honestidad, ni su apabullante sinceridad. Pero un buen día, su padre le obliga a abandonar su hogar para acudir a servir a una hacienda cercana. De mala gana, Mary cumple esta orden para enfrentarse al vacío de no estar entre los suyos, aunque también al descubrimiento de una casa repleta de comodidades y, sobre todo, al acceso a un nuevo mundo que se abre ante sus ojos cuando el señor de la casa se ofrece a enseñarle a leer y escribir.

Y es que el deseo por aprender y culturizarse de la joven, la llevan incluso a soportar ciertas humillaciones (que por otro lado, tampoco hubiese podido evitar de ninguna forma), que acabarán desembocando en trágicos sucesos bastante inesperados para el lector. Así, esta historia directa, que hasta reproduce las faltas de ortografías y gramaticales propias de una persona que hasta hace poco ha sido analfabeta, transmite todo el tiempo la impresión de realidad, como si de verdad estuviésemos ante las memorias de una granjera de principios del siglo XIX.

Al igual que ocurriera en La escuela de canto, este libro también explora la sencillez y las penurias de los estamentos sociales más pobres, en contraposición con el anhelo de cultivar su mente de aquellos que, por casualidad, acaban descubriendo que existe mucho más que su pequeño mundo conocido. Del mismo modo, en Del color de la leche volvemos a asistir a lo injusto del papel destinado a las mujeres, consideradas en esta época como seres únicamente válidos para procrear, limpiar y cuidar a sus familias, o subyugadas a la voluntad del cabeza de familia y condenadas a sufrir sin rechistar abusos y humillaciones.

Por supuesto que te recomiendo la lectura de Del color de la leche. No vas a tardar nada en leerlo y no vas a poder evitar encariñarte con Mary y horrorizarte con sus últimos apuntes.