Revista Libros

Reseña de "Dientes rojos" de Jesús Cañadas

Publicado el 02 marzo 2022 por Rt

Había leído tantas maravillas de este libro que ya tenía ganas de leerlo yo también. Y vaya viaje. No es un libro fácil, desde luego, y en algunas partes nos quedamos abrumados por el puro horror. Porque Cañadas imbrica tan bien el horror sobrenatural con la realidad más sórdida de Berlín que uno cree estar viviendo una pesadilla. 

Esta reseña no me resulta fácil. En primer lugar, porque conozco literariamente a Cañadas. Estuvimos en la difunta NOCTE y compartimos la antología Retrofuturismos, donde ya me di cuenta de que escribía muy bien. 

Esta es una de las razones por la que no resulta fácil, por la cercanía. Pero es que encima el libro comienza con un de los miedos más atávicos de los padres: la desaparición de una adolescente. Algo que para mí me resulta difícil escribir. Pero este libro ha resultado una especie de catarsis, un descenso por una espiral en el que nada es lo que parece y que a pesar de su oscuridad, tiene un transfondo algo así como esperanzador. Lo siento, no puedo ser más explícita porque no quiero destriparos nada. 

Dientes rojos (Obscura Editorial) nos lleva a Berlín. El policía novato Luka Kojac es el encargado de investigar la desaparición de Rebecca, una adolescente que vive en un internado para señoritas bien. Sólo se ha encontrado una cosa en su habitación: un charco de sangre con un diente que parece pertenecer a la desaparecida. Su compañero de investigación es Otto Ritter, un policía a la vieja usanza: brutal, antipático y racista. 

Los dos deberán cooperar para encontrar a Rebecca. Para Ritter no resultará sencillo porque arrastra un bagaje personal muy duro. Para Luka tampoco, porque tiene que cuidar de su padre enfermo terminal e  intentar controlarse para no saltar ante las constantes pullas de su superior. En su búsqueda recorrerán todo Berlín en su fastuosa decadencia. Investigarán las zonas industriales, los pubs, las discotecas enormes cuyas fiestas duran días, las librerías laberínticas, etc.Y ya no mirarás con los mismos ojos la zona de fumadores.

Poco a poco saldrán a la luz los submundos en los que se mueve la adolescente. En este sentido me recordó bastante a Twin Peaks y a la doble vida que llevaba Laura Palmer antes de morir. Y lo que parece una desaparición al uso empieza a tomar un cariz sobrenatural que puede estar detrás del asesinato de miles de niñas y mujeres. Drogas, centros de refugiados, malas calles, tranvías... todo parece estar podrido en una de las ciudades más vanguardistas de Europa. 

Todos llevamos cicatrices. Es importante que se curan y también que duelen. Que duelen siempre. El dolor no es malo. El dolor es amigo de la memoria.

Como véis, es una novela negra brutal, pero que compensa esa montaña rusa de emociones con otros elementos, dando un respiro al lector, sólo para hacerle partícipe de horrores que le dejarán sin aliento.Y mención aparte merece el prólogo de Elisa Mccausland. Nunca hubo un mejor ejemplo en literatura de "cuando miras al abismo, este también te mira a ti".


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