Sé que no hay excusa posible que justifique que haya tardado tanto en leer Dune, la mítica obra de ciencia ficción que ya conocía por sus adaptaciones cinematográficas, las cuales siempre me han dejado con ganas de saber más acerca de Arrakis y del resto de aspectos de este interesante universo salido de la imaginación de Frank Herbert. Pero ando metida siempre en tantas sagas que reconozco que a veces me cuesta empezar una nueva. Pues bien, ha llegado el momento de traerte mi reseña del primer volumen de las aclamadas Crónicas de Dune.
A estas alturas del partido, posiblemente ya te sepas de memoria la sinopsis de Dune. Como a mí me gusta exponer mis opiniones de un libro basándome siempre en su contexto, te dejo un breve marco de referencia.
Esta novela nos presenta desde el principio la casa de los Atreides, que ha recibido el regalo envenenado del Emperador de explotar el recurso natural llamado melange o especia que se extrae del desierto de Arrakis en el planeta Dune. Hasta el momento, la encargada de enriquecerse con esta tarea era la casa Harkonnen, de lo que fácilmente se puede deducir que esta rival de los Atreides pondrá en marcha la maquinaria necesaria para hacer caer al duque Leto Atreides y a Paul, su heredero. En Dune, Herbert va más allá de la creación de planetas y una acción basada en la lucha entre casas, para profundizar también en aspectos más místicos con personajes que poseen poderes mentales asombrosos capaces incluso de trascender el espacio-tiempo y contemplar mucho más que lo que una mente normal puede asumir. Así, existe, por ejemplo, la orden de las Bene Gesserit, compuesta por mujeres dotadas de poderes psíquicos que se aprovechan de la religión para conseguir sus objetivos políticos y a la que Jessica, concubina del duque Leto y madre de Paul, pertenece.
El propio Paul, instruido desde hace años por su madre, desde las primeras páginas de Dune, aparece superando pruebas e intuyéndose como el mesías largamente profetizado por la religión. Algo que parece hacerse cada vez más claro conforme avanza la trama y el joven debe abrirse paso por el desierto, ganarse a sus habitantes (los fremen), dominar a los temidos gusanos de arena y aprender a controlar los nuevos conocimientos y capacidades que ha adquirido, volviéndose cada día más frío y distante ante los ojos de su apenada madre. ¿Qué papel tiene asignado finalmente Paul y cuál de sus visiones será finalmente la real?
Las versiones cinematográficas, con sus pros y contras, dejan muchas incógnitas por revelar, mientras que el libro satisface mejor la curiosidad, dejando sin embargo la puerta abierta a muchas cuestiones que, presumiblemente, se resolverán en las siguientes entregas de la saga. La novela está repleta de personajes muy interesantes que en las películas no aparecen o apenas se esbozan y otros que tienen mucho que aportar a la trama, como Jessica, un personaje duramente instruido por las Bene Gesserit y con un puesto relevante entre los fremen.
Pero lo mejor del libro son las maravillosas descripciones de los diferentes planetas y culturas, que te transportan directamente a estos mundos repletos de leyes, jerarquías y razas totalmente diferentes a todo lo conocido, algo más que admirable si tenemos en cuenta que el libro fue escrito en la década de los sesenta. En Arrakis, el lector casi podrá sentir la sed que mortifica a sus habitantes y exploradores (quienes deben equiparse con un traje que permite destilar y aprovechar los propios fluidos corporales), comprender el miedo hacia los enormes gusanos de arena capaces de aparecer de la nada y apreciar los matices de la especia. Todo un viaje en primera persona que las películas, con todos sus efectos especiales, no pueden ofrecer. Dune es una aventura que hay que vivir con la mente y no con los ojos, siendo imprescindible su lectura, hayas visto o no las pelis.
Como conclusión, este libro que vuelve a estar muy de moda y cuenta con nuevas ediciones, mola mucho más que sus adaptaciones al cine porque, además de su buen ritmo narrativo, la belleza de sus descripciones y toda la información que aporta, funciona mejor para hacer comprender las complejidades del sistema político y social, los diferentes intereses enfrentados y sus motivos. Está escrito que ya estoy destinada a leerme toda la saga (o al menos todos los libros que Frank escribió). ¿Se cumplirá la profecía?