Con El año del diluvio la escritora Margaret Atwood continúa con su exitosa Trilogía de MaddAddam, una ficción distópica sobre la extinción de la raza humana y el declive del planeta Tierra, a la que me aficioné con la lectura de su primera entrega, Oryx y Crake. En esta novela, el hilo argumental vuelve a retroceder hacia lo que pasó años atrás antes de la gran catástrofe, para presentar esta vez el punto de vista de dos mujeres muy diferentes entre sí, pero que acaban al amparo de un grupo ecológico con un fuerte sesgo religioso. Toda una proeza narrativa, como no podía ser de otra forma viniendo de Atwood, de la que te dejo mis impresiones en esta reseña.
Gracias a lo narrado por Jimmy (ahora conocido como Hombre de las nieves) en la anterior novela, sabemos que una pandemia de carácter vírico provocada por la mala praxis del hombre, acabó con la vida de millones de seres humanos en muy poco tiempo, dejando en consecuencia un más que difícil escenario en el que sobrevivir para las pocas personas que lograron superar el virus y el caos al que la civilización sucumbió. En El año del diluvio es el turno de conocer los recuerdos de Toby, una mujer que logró superar el denominado “Diluvio seco” (como un guiño a la anterior gran extinción relatada en los textos religiosos). Mientras sale adelante a duras penas encerrada en un antiguo centro de belleza, en el que cultiva sus alimentos, ocupa sus días en retroceder con la mente a su vida desde muy joven, narrando así cómo acaba acogida por los llamados Jardineros de Dios, una secta religiosa que promulga el ecologismo y el veganismo, a la vez que augura el inminente final de los tiempos. Por otra parte Ren, otra superviviente que se salvó del contagio al estar en cuarentena en el prostíbulo en el que se veía obligada a trabajar, también nos hace partícipe de sus recuerdos de niña, tras ser llevada por su madre a vivir con los Jardineros de Dios, con los que creció hasta ser devuelta al mundo “normal”. Ambas chicas conviven durante mucho tiempo a la sombra de esta extraña comunidad llena de dogmas absurdos y estrictas leyes, a la que, sin embargo, ven como un refugio ante otros peligros de la decadente sociedad que les ha tocado vivir. El paso por esta secta y sus vivencias posteriores, marcan de manera diferente a las dos protagonistas, ayudando al lector a hacerse un idea más rica de lo sucedido antes y después del “Diluvio seco”, sumado esto a lo que ya conocemos por las memorias de Jimmy.
Además, de una manera original y coherente, la autora acaba conectando a todos los personajes principales de la primera y segunda novela, logrando que la historia vaya cobrando mayor sentido e interés. El año del diluvio es un libro que he disfrutado enormemente (diría que incluso más que Oryx y Crake), con un mejor ritmo narrativo y una mayor claridad argumental que la primera entrega, cuya lectura me ha hecho sentir totalmente volcada en la historia de Toby y Ren, y cuyo punto fuerte es, en mi opinión, tanto la crítica social que Atwood vuelve a plasmar, como la descripción de todos los preceptos e incoherencias de una secta a la que, sin embargo, puede llegar a verse irónicamente como un mal menor.
En general, la idea que me estoy haciendo de esta trilogía de la que todavía tengo pendiente leer el último libro, es la de una obra ficticia, pero con bastante trazas de realismo, en la que poco de lo presentado podría calificarse como imposible, y en la que la condición del ser humano es puesta bajo una lupa en todos los aspectos. Como siempre, un gran trabajo de Margaret Atwood que ya no me cansaré de recomendar.