El incienso de los espíritus de Victoria Álvarez cierra la trilogía Helena Lennox de una manera bastante satisfactoria. Ambientada en las primeras décadas del siglo XX y protagonizada por la joven hija de Dora y Lionel Lennox (personajes muy queridos que ya conocimos en su anterior trilogía Dreaming Spires), esta serie de libros ha estado plagada de aventuras, viajes exóticos, enigmas y muchos quebraderos de cabeza para esta digna hija de sus padres, quienes también han tenido siempre la habilidad de meterse de cabeza en los líos más variopintos. ¿Qué misterio aguarda ahora a Helena?
Para mí, esta trilogía ha tenido sus altibajos. Si bien empezó de una manera un tanto floja y que me dejó algo fría, en comparación con lo que me habían gustado los tres libros de Dreaming Spires, mejoró bastante con la segunda entrega y se ha mantenido este buen nivel en su final: El incienso de los espíritus. El libro comienza de una manera bastante deprimente para sus protagonistas, con una Helena desesperada por animar a su padre, totalmente perdido y alcoholizado desde que Dora los abandonara en Italia. Precisamente para alejar a su progenitor de sus oscuros pensamientos, la joven acepta el encargo del Museo Británico de visitar Japón para recoger una colección de kimonos que el museo quiere mostrar en una exhibición. Así, acompañada de Lionel y su novio, el príncipe indio Arshad, Helena viaja a Tokio y se hospeda en la mansión de los Matsudaira, propiedad de un importante empresario de inciensos y su esposa, una célebre actriz local que se prepara para interpretar el papel de su vida: el de una mujer con una leyenda sobre la cual pesa una horrible maldición.
Y precisamente una maldición es lo que parece que ha saltado de la ficción a la realidad para envolver a todo lo que rodea a los Lennox. Además de las amenazas que pesan sobre la familia Matsudaira, todos sus integrantes parecen estar en continuo peligro, y la propia Helena y los suyos no se libran de ser asaltados o atacados frecuentemente. Mientras la joven intenta desesperadamente descubrir quién o quiénes están detrás de todo esto, su vida personal también se agita alocadamente, con avances en su relación sentimental, ofertas de trabajo interesantes y la aparición de algún que otro personaje del pasado. La intriga está servida y lo sobrenatural coquetea continuamente con el lector, tentado de creer en una explicación mística que, como suele pasar en esta trilogía, nada tiene finalmente de paranormal.
En El incienso de los espíritus Victoria Álvarez compone un precioso retrato de los ambientes y costumbres del Japón de comienzos del siglo pasado, una nueva cultura oriental que se contrapone continuamente con lo conocido por Helena y los demás. A través de sus ojos, percibimos la belleza y también las diferencias de las tradiciones japonesas con respecto a la costumbres occidentales, dando lugar incluso a terribles malentendidos. Así, entre bellos kimonos, puertas correderas, palillos de bambú e inciensos a los que se les atribuye la propiedad de convocar espíritus, transcurre esta novela cuyo final aguarda una sorpresa que, personalmente, no me ha gustado demasiado, ya que me ha parecido muy traída por los pelos y pobremente ejecutada, pero con un cierre a la vida de la propia Helena, a la que veremos ya anciana, que supone un broche de oro a su historia.
Desde luego, Victoria Álvarez no es una autora a la que haya que pasar por alto, porque sus libros rebosan arte, historia, culturas, personajes complejos y aventuras de todos los colores, con un estilo narrativo ágil, fresco y no exento de bellas frases y emotivos diálogos. Afortunadamente, ella sigue escribiendo y es cuestión de tiempo que me haga con los libros que aún tengo en el tintero. ¡Volveré a por más viajes y aventuras!
Por cierto, te dejo por aquí mis reseñas del resto de libros que componen la trilogía Helena Lennox:
El príncipe de los prodigios
Puzzle Bobble
Karate Blazers
Puzzle De Bloques
Magical Cat Adventure