Increíble historia la de “El niño con el pijama de rayas” de John Boyne
Hace unos años vi la película “El niño con el pijama de rayas”. Me pareció bonita, pero me supo a poco y supuse que el libro homónimo de John Boyne, en el cual está basada, sería mucho mejor… y no me equivoqué. El libro supera con creces a la versión cinematográfica y es muy recomendable se haya visto o no la película. ¿Quieres saber por qué?
“El niño con el pijama de rayas” cuenta la historia de Bruno, un niño de nueve años que se toma muy mal el traslado desde Berlín hasta Auschwitz cuando su padre, un oficial nazi, recibe el encargo del mismísimo Hitler de supervisar el campo de concentración situado en esta región polaca. Ajeno a la tragedia que se vive a pocos kilómetros de su nueva casa, Bruno intenta adaptarse a estos cambios, pero un día descubre que desde la ventana de su habitación se divisa a varias personas tras una alambrada, todas con la misma vestimenta a rayas. Movido por la curiosidad y el afán de aventuras, el niño se acerca un día al campo de exterminio y conoce a Shmuel, un niño judío de su edad con el que pronto entabla amistad a través de la alambrada.
Lo mejor de este libro es que está enfocado desde el punto de vista de un niño, por lo que el relato está cargado de la inocencia propia de un infante que no entiende apenas nada de lo que pasa a su alrededor y que en ningún momento llega a comprender realmente qué está ocurriendo en el campo de concentración a pesar de que Shmuel le narra todas las penurias que sufrió en el pasado y que persisten en su reclusión. Incapaz de entender que alguien carezca de las comodidades propias de su clase social o que se odie sin motivo a un grupo de personas por ser judías, Bruno le quita importancia a las desgracias de su amigo que considera exageradas o incluso inventadas, mientras que se centra en verter en su compañero sus propias preocupaciones como la mala relación con su hermana mayor, su nostalgia por su tierra o las reprimendas de su padre. A pesar de este choque social y cultural y de la incomprensión nacida de la inocencia y un punto de egocentrismo propio de la infancia, los dos niños aprenden a apoyarse el uno en el otro y forjan una amistad que permanecerá sólida hasta el final del libro.
Tengo que advertir que es un libro muy duro, porque el lector comprende perfectamente lo que está pasando a través de los ojos de Bruno y asiste a la crueldad, las injusticias y las desigualdades que caracterizaron al holocausto judío. Sin embargo, se trata de una historia muy original y reflexiva, que puede leerse en un rato (el libro tiene poco más de 200 páginas) y que está narrada de forma muy ágil y amena. El estilo recuerda bastante a “La ladrona de libros” de Markus Zusak, y a “Anna y el hombre golondrina” de Gavriel Savit, aunque el argumento sea muy diferente. Además, encuentro a “El niño con el pijama de rayas” también en la línea de “El chico sobre la caja de madera” de Leon Leyson.
No puedo evitar recomendar “El niño con el pijama de rayas” por su aparente simplicidad a la hora de contar una historia compleja y profunda que da mucho que pensar al lector y que lo deja unos días incapaz de separarse de Bruno, Shmuel, el horror y la inocencia. Ahora espero impaciente a poder hacerme con lo nuevo de John Boyne que deseo que esté a la altura de este precioso libro, el cual marca al lector de manera irreversible.
Y tú ¿has leído “El niño con el pijama de rayas”?¿Qué opinas de este libro? ¿Qué libros de temática similar recomendarías? Cuéntame…