Una mujer acaba de dar a luz. El marido, médico, decide que deben irse a una finca al campo para que descanse, ya que se encuentra mal de los nervios. Debe reposar y no hacer ningún esfuerzo.
La finca es maravillosa, pero la mujer comienza a obsesionarse con el papel pintado de la habitación. Postrada en la cama, cree adivinar figuras que acechan y ojos que la miran. De esta forma empieza a escribir un diario donde deja constancia de sus hallazgos y poco a poco deja de dormir para vigilar las actividades del papel pintado.
A pesar de que el libro El papel amarillo (Editorial Bestia Negra) pueda parecer un descenso a los infiernos de la locura, en realidad está tocando varios palos interesantes. El primero es la depresión postparto, un tema que no se ha empezado a estudiar a fondo hasta hace relativamente poco tiempo. La propia autora sufrió depresión a lo largo de su vida y le recetaron estas curas de reposo, en las que no le dejaban hacer nada y la mente tenía vía libre para obsesionarse y divagar.
Por otro lado, pese a su brevedad y a tener apariencia de un cuento de terror, Charlotte Perkins también está analizando el papel que se tenía hacia la mujer en la época. Se la consideraba dominada por los nervios y la histeria, por lo que su testimonio no era de fiar. El propio marido achaca de una manera totalmente condescendiente sus reflexiones sobre el papel a la enfermedad nerviosa que la aqueja. De esta forma, se descuida la propia salud mental femenina, sobre todo de las madres.
La propia autora se divorció de su marido, lo que constituyó un escándalo en su época y luchó porque se reconociera que las personas con depresión tenían una enfermedad y deberían ser ayudadas. No recluídas en casas de descanso donde la mente daba vuelta a sus propias obsesiones, sino usando terapias más activas.
Es una delicia que Bestia Negra ha recuperado y que además cuenta con las hermosas ilustraciones de María Picassó i Piquer.