El príncipe de los prodigios de Victoria Álvarez es la segunda entrega de la trilogía basada en Helena Lennox, una joven digna hija de sus padres (Dora y Lionel) a los que ya conocimos en otra (y en mi opinión la mejor) trilogía de esta escritora titulada Dreaming Spires. Fue precisamente esta trilogía la que me hizo aficionarme al peculiar estilo de Victoria Álvarez, experta en mezclar elementos sobrenaturales, historia y aventuras en sus novelas. El marcado halo victoriano que impregna estos libros y el buen ritmo narrativo que concede la autora a sus tramas, terminan de allanar el terreno para que sus libros tengan todos los ingredientes para atraerme sin remedio. ¿Qué nos espera en El príncipe de los prodigios? Ya te adelanto que mucho misterio, sorpresas, alquimia y un final chocante de esos a los que Victoria ya nos tiene acostumbrados. ¡Te cuento!
Todo comienza seis meses después de lo ocurrido en La ciudad de las sombras con la joven Helena medio traumatizada por lo vivido en la India y que ahora viaja con sus padres a Nápoles para tramitar un encargo para el museo británico en las excavaciones de Pompeya. En esta bellísima ciudad no exenta de misticismo, Helena empezará a conocer el pasado de su padre (natural de esta tierra) y se topará con personajes como una adinerada princesa apasionada del arte que atesora en su mansión un sinfín de cuadros y esculturas. La imaginación, la curiosidad y otros motivos más personales llevarán a la hija de los Lennox a interesarse por las leyendas que circulan alrededor de un antepasado de esta princesa, el conocido como príncipe de los prodigios, un supuesto alquimista al que se le presuponen proezas como revivir a la gente en estado comatoso. Mientras Helena se ve atraída por este misterio, otro mucho más cruel sacude su mundo, cuando empiezan a parecer brutalmente asesinadas muchachas de su misma edad, un peligro que no tardará en cernirse también sobre la familia Lennox. Ahora, la chica deberá hacer frente a estos peligros y descubrirá un terrible secreto que nadie jamás podría haberse imaginado.
Punto número uno. Considero que El príncipe de los prodigios es una historia muy superior a la contada en la primera entrega de esta trilogía. Creo que en este libro he conectado mejor con la trama que me ha transmitido más la esencia de Victoria Álvarez, la cual en el anterior libro sobre Helena Lennox había quedado algo oculta tras el exotismo descrito. Aquí he notado más marcado ese estilo que me enamoró en Dreaming Spires con palacios, cementerios y personajes muy oscuros en una historia donde el misterio se saborea todo el tiempo y en muchos momentos parece rozar lo sobrenatural.
Punto número dos. Siempre he dicho que un mal final puede arruinar un gran libro y un buen final puede engrandecer una historia mediocre porque te marca y hace que no se te olvide. En esta novela me he topado con un grandioso final que pone la guinda del pastel a una trama muy buena, convirtiendo este libro en uno de esos difíciles de olvidar. Aunque sospeché desde un principio acertadamente quién podía ser el “villano” de esta historia, me ha sorprendido el papel de muchos personajes y ni de lejos hubiese imaginado lo que estaba ocurriendo realmente, lo cual se desvela en las últimas páginas del libro de una manera impecable.
Punto número tres. Ahora vuelvo a querer retomar con ganas la obra de esta autora que había dejado un poco de lado y estoy deseando hacerme con el tercer libro de esta trilogía que desconozco si se convertirá o no en una saga o si dará pie a una nueva trilogía, ya que Álvarez suele reutilizar a algunos personajes en sus diferentes libros, algo que me encanta, porque así no les pierdo la pista a lo largo de los años.
Con autores como Victoria Álvarez estamos de enhorabuena en la literatura española, ya que, a pesar de su juventud, esta escritora tiene garra, un estilo único y mucho que ofrecernos todavía. ¡Seguiremos tras su obra!