Pues la verdad es que aunque hablan maravillas de Apartamento 16 de este autor, ha sido este libro el que más me ha gustado, siempre con algunos matices.
El ritual (Editorial Minotauro) tiene dos partes claramente diferenciadas. En la primera, y a mi entender, la más interesante, Luke y tres antiguos amigos de la universidad quedan un día en un bar y deciden hacer una excursión por los profundos bosques noruegos. Todo va más o menos bien hasta que se salen del camino marcado en el mapa intentando acortar. Perdidos, hambrientos, rodeados de mosquitos y de bosque virgen, empiezan a surgir rencillas y desavenencias entre ellos, echándose en cara todo lo que llevan tiempo guardándose.
Cuando los amigos piensan que nada puede ir a peor, se topan con una cabaña donde hay restos de antiguos rituales paganos que están dedicados a una deidad primigenia que vive en los bosques. Y ahora parece que han llamado su atención. Y no sólo eso, sino que se encuentran rodeados de un bosque que no ha sido hollado por pies humanos en años. Y surgen los deseos de separarse, de ir a pedir ayuda o a buscar comida.
Es a partir de este momento donde la trama cambia por completo con un punto de giro bestial al cual no me referiré para no estropearos el suspense. Pero los elementos de terror se convierten en otros más diferentes y más mundanos. Si al principio sentíamos ese escalofrío de terror ante la vida salvaje o ante la circunstancia de perderse en el bosque, algo semejante a lo que nos cuenta Algernon Blackwood en Los Sauces, en la segunda parte experimentaremos otro tipo de terror que es más grotesco.Sé que hay una película sobre el libro, aunque dicen que el libro es mejor. Y eso que en la segunda parte decae, así que no tengo muchas ganas de verla. Tal vez si se hubiera quedado en las primeras doscientas páginas el resultado hubiese sido una novela corta magistral, pero esa segunda mitad lastra mucho a la magnífica ambientación del principio. Es una lástima, porque podría haber sido una auténtica obra maestra.