Llevaba mucho tiempo queriendo leer este libro. Quienes lo habían leído antes me decían que estaba muy bien, que se trataba de un terror diferente, más moderno, que trataba temas que no se habían tocado en otros libros similares.
Y es cierto. Todo lo que podamos decir positivo del libro es poco. Ella dijo destruye (Biblioteca de Carfax) supone un soplo de aire fresco en una literatura difícil, como es el terror. Es difícil no repetir tópicos que se van perpetuando en muchos escritores. Pero Nadia Bulkin, que goza de una amplia formación política, consigue trasladar al papel muchos de los sucesos históricos de Yakarta, donde vivió.
De este modo tenemos historias de terror algo surrealista y absurdas y ¿por qué no? bizarras. En ellas, un dictador busca amor desesperadamente y para ello obligará a sus hombres más fieles a hacer sacrificios inimaginables. Una niñera descubre que la familia para la que trabaja esconde terribles secretos. Una niña vence a un monstruo de alas rotas y lo lleva por todo el país esperando que haga algo. Son situaciones en cierto modo, cotidianas, a las que la autora sabe cómo sacar partido.
Las intrépidas editoras
El encargardo del prólogo es Paul Tremblay (Una cabeza llena de fantasmas)y constituye toda una reflexión sobre qué es el terror hoy en día y en cómo podemos encontrarlo relacionado con cualquier cosa. A pesar de que siempre será considerado un género menor, son muchos los autores y autoras que se están desmarcando de esta especie de maldición editorial y nos traen productos tan apetecibles y frescos como estos. Acostumbrados además al terror europeo y a sus clichés que se remontan a la literatura del XVIII, está muy bien leer autores de otras partes del mundo y comprobar si los miedos son universales o particulares.
La traducción de Antonio Rivas es muy acertada, sobre todo con algunos términos difíciles invención de la autora (como Pugelhueso). Y es reconfortante que mientras todos nos dicen que no merece la pena escribir terror, editoriales como La Biblioteca de Carfax sigan nadando contracorriente trayendo productos tan apetecibles y maravillosos como este.