A veces los lugares están ligados al mal, que sigue repitiéndose tiempo y tiempo. Otras veces son las personas las que siguen cayendo en los mismos errores y le echan la culpa al pasado.
Esta es la premisa de la que parte Endémico (Apache Libros). La autora nos presenta un pueblo perdido de lo que parece el norte de España, aunque en realidad el lugar no importa. El padre Gael, uno de los exorcistas más prometedores del Vaticano se encuentra atrapado en este lugar, del que no puede escapar. Hace unos años, tuvo un fallo y desde entonces se castiga en este lugar.
Los días parecen sucedecerse lentamente, mientras el pueblo intenta recuperarse de los extraños sucesos que tuvieron lugar hace unos años, cuando de repente, tiene lugar un extraño crimen. Una pareja, poseedora de un extraño cuadro de Clark Ashton Smith, amanece asesinada. Y la locura parece estar muy presente en el extraño suceso.
Aislado, sin ordenador ni conocimientos modernos, el padre Gael se prestará a resolver el crimen para reconociliarse con su pasado, pues cree que pueden estar relacionados. Sirviéndose de la ayuda de una joven periodista indagará en los terribles sucesos que han tenido lugar en el pueblo a lo largo de los años. ¿Es una mera repetición de desdichadas casualidades o es que verdaderamente se trata de un mal endémico?
Cualquier biblioteca que se precie debería tener un Necronomicón
Pocos temas hay tan apasionantes como el Mal en estado puro. Esta no es una novela al uso sobre un héroe que se enfrenta a las Fuerzas Oscuras. El padre Gael es lo opuesto a cualquier héroe que podamos conocer. Sin embargo, tal vez precisamente por eso sea el más indicado. Un hombre herido, que busca su redención, y que ya conoce el Infierno tal vez sea menos proclive a dejarse tentar.
Mezclando algunos elementos del universo de Lovecraft, como su famoso libro Necronomicón, escrito por el Árabe Loco Abdul Alhazred o por los cuadros alucinados de Clark Ashton Smith, uno de los integrantes del Círculo de Lovecrafr, Ángela Pinaud consigue tenernos enganchados con su terror malsano.
El Mal, aunque en ocasiones pensamos que es obra del Diablo, tiene muchas veces su origen en hechos más prosaicos, como la codicia o la avaricia humana, el deseo de venganza o el odio más profundo. Pero de la misma manera que el Mal que hacen los hombres sigue y sigue, como decía Shakespeare (y los Iron Maiden), también la capacidad de redención es igual de importante.