Creo que la palabra, simplemente dicha o escrita, sin más, a veces no es suficiente para transmitir correctamente el mensaje. En ocasiones hay historias que han de ser contadas de una determinada manera, con un formato distinto. Unas veces la conviertes en poesía, otras, quizá en canción y la cantas sobre un escenario y yo, en un momento determinado decidí pergeñarlo como una novela corta, a la que llamé Johnny B. Bad, Biografía apócrifa de un disc jockey.
La autobiografía invitada de un hombre que no soy y que tampoco tengo especial interés en ser, pero que no deja de estar formada por partes consustanciales a mí mismo, como son la música, el sexo o mi ciudad, Valencia. Historia hecha con pinceladas agudas, escrita a salivazos, a balazos, incómoda y sexual, erótica e incluso pornográfica.
Un buen amigo la comparó a los éxitos de Arthur Miller y Anaïs Nin, no aspiro a tanto, pero el lector que se acerque con desconocimiento comprenderá a lo que se enfrenta. Lo que es inequívocamente cierto es nadie se habrá peleado una lectura similar antes de Johnny. Al fin y al cabo, nunca pretendí ser un bestseller sino contar una historia en la forma en que la historia pedía a gritos ser contada.
Podría haber sido mi vida, pero no es más que una mezcla de realidad y ficción llena de canciones y coitos. Un desdoblamiento de mi personalidad, un alter ego que regenta un garito lleno de música, alcohol y mujeres. Una colección de fotografías que no tienen suficiente categoría ni calidad para el Playboy y que dejan un regusto agridulce, que pese a todo se recuerda con cariño.
Se puede conseguir en este enlace.
Publicado en LetraLibre.es