Últimamente, frente al racismo que siempre se le ha achacado a H.P.Lovecraft, estamos viviendo una oleada de revisionismo. Abrió la veda Lovecraft Country, de Matt Ruff, cuya reseña podéis leer aquí y que nos habla de las aventuras de un chico de color ávido seguidor de Lovecraft.
El horror de Red Hook es uno de los relatos por los que Lovecraft se ha ganado más fama de racista. Está ambientado en el barrio neoyorkino de Reed Hook, donde vivían muchos inmigrantes. La cuestión sobre el racismo o clasismo de Lovecraft ya la tratamos en la entrada sobre su biografía, por lo que me voy a centrar en el relato propiamente.
Corrían los años 20 (que no eran felices para todos) y Lovecraft se encontraba en mitad de Nueva York sin trabajo, dependiendo del sueldo de su esposa, Sonia Greene. La verdad además es que Lovecraft fue educado en la idea de que un caballero no debía trabajar. Y si lo hacía, siempre tenía que usar su intelecto, nunca sus manos. Es decir, que los inmigrantes del barrio conseguían trabajos que él no. Por eso escribió este relato donde abomina sobre todo del mestizaje.
Casi un siglo más tarde, Victor LaValle revisa este escrito y desmonta todos sus tópicos racistas. No lo hace por revancha, porque devoró la obra de Lovecraft de joven hasta que se dio cuenta de lo que estaba leyendo. Fue entonces cuando cogió uno de sus cuentos más representativos y lo reinterpretó, adaptándolo además a nuestros días. Por supuesto, no falta el plato fuerte: el detective Thomas Malone, creado por Lovecraft para intentar abrirse camino en esta clase de revistas.
El protagonista de La balada de Tom el Negro (Editorial Runas)es Charles Thomas Tester, guitarrista que se dedica al trapicheo para sobrevivir. Pero un día recibe un encargo especial: entregarle un libro a una mujer de Queens de quien se dice que es hechicera. A partir de ahí, su vida cambia y descubre que esta realidad alberga horrores que el ser humano no puede ni concebir.
El resultado es una novela corta, vibrante y llena de color, que refleja la música y la alegría de vivir de Harlem, de donde son los personajes, pero que también recupera el horror cósmico en su máximo exponente. Y todo ello sin perder un ápice de ese aire pulp, con libros malditos, cameos famosos y criaturas que no deberían existir. Un homenaje que además nos ayuda a comprender la vida de las personas menos afortunadas de Nueva York.
El adorable Cthulhu aprueba esta reseña y la cordura de su autora