Reseña de “La bordadora” de Consuelo Sanz de Bremond: Una novela sobre la vida doméstica de una corte medieval

La bordadora es la primera novela de Consuelo Sanz de Bremond, una investigadora especializada en la vestimenta, vida e higiene de la Edad Media y Moderna. Precisamente debido a que su autora es una experta en la materia, este libro  está plagado de detalles acerca de la moda y costumbres predominantes en la Castilla de los Reyes Católicos, que hacen que se convierta en una lectura muy peculiar. Y es que en esa época la gente con posibles no se ponía cualquier trapo, y Caterina, su protagonista, es un ejemplo de la importancia que podía tener la apariencia en una corte medieval. Una historia diferente que te explico mejor en mi reseña.

La Vetonia de 1475 es la ciudad elegida por Sanz de Bremond para contextualizar La bordadora. Caterina es una joven recientemente enviudada que, gracias a la buena posición de la que goza viviendo en el palacio de su tío, el marqués de Narros, está empeñada en hacer realidad el sueño de su difunto esposo de crear un gremio de sastres y bordadores, así como conseguir a los mejores artesanos para su armario personal. Pronto, su amante le trae a una humilde bordadora, nieta de un sastre de gran talento, para que desarrolle esta profesión a su servicio. Mientras, el palacio se irá llenando de historias de amor y desamor protagonizadas por sus jóvenes residentes, con alguna leve  dosis de intriga y con bastante del terrible carácter de Caterina, una mujer caprichosa y temperamental que dispone a su antojo de los demás para conseguir lo que desea.

La bordadora supone una lectura muy tranquila. Al contrario de lo que sucede en la mayoría de novelas de género histórico o de ficción histórica, no recrea ninguna guerra, ni se centra en estrategias de poder ni acontecimientos demasiado relevantes. Es más bien como un manual novelado sobre las costumbres de una corte medieval, en el que lo más importante es conocer cómo era el protocolo a seguir en las diferentes ocasiones, los códigos de vestimenta y los comportamientos sociales de los residentes de, por ejemplo, un palacio. El libro consigue enganchar un poco al lector al despertar su  curiosidad en lo que concierne a la vida personal de algunos personajes, y es muy ilustrativo sobre los ropajes, cosméticos e higiene de la época, lo que hace que sea una lectura muy instructiva al respecto, aunque para mi gusto esta historia es demasiado simple y carente de una trama y desarrollo que pueda captar completamente mi atención. No es una mala novela, pero me han faltado esas ganas de seguir pasando capítulo tras capítulo que suelen entrarme con las obras históricas de este tipo.

Mi recomendación de esta novela va específicamente para aquellos lectores apasionados de las costumbres y vestimentas medievales o de las historias sencillas sobre amoríos en la corte. Si no te entusiasman demasiado estos temas, puedes ahorrarte esta lectura que tampoco tiene mucho más que ofrecer que unos ratitos de entretenimiento y algunos datos sobre la vida doméstica medieval interesantes.  Por mi blog encontrarás reseñas de novelas de este género mucho mejores. ¡Date una vuelta!