La escuela de canto es el primer libro de Nell Leyshon que ha pasado por mis manos. De hecho, ni siquiera conocía a esta escritora británica hasta que leí una reseña sobre este libro (su última publicación) y me animé a acercarme a su obra a través de esta novela breve ambientada en el entorno rural de la Inglaterra del siglo XVI. Un descubrimiento con el que he quedado muy satisfecha.
Ellyn es la joven protagonista de La escuela de canto, una campesina a las puertas de la pubertad que pasa sus días cargando con las tediosas tareas de la pequeña granja familiar. Como su padre quedó impedido tras un accidente doméstico y acaba de nacer Agnes, su nueva hermanita, Ellyn tiene más trabajo que nunca, y encima debe soportar el abusivo trato y los insultos que le llegan diariamente de parte de su hermano mayor. Pero un día, escucha embelesada un canto en la iglesia de la aldea y su mundo cambia para siempre, al comprender que en la vida hay belleza más allá de su miserable existencia, tomando pues la firme determinación de ingresar en una escuela de canto. Claro que Ellyn pronto se topa con la injusta realidad: las mujeres no pueden aprender el oficio del canto igual que los chicos y su plaza le es ofrecida a su hermano, a pesar de que éste carece de talento alguno. Empeñada en aprender a cantar, decide cortarse el cabello y escapar para, haciéndose pasar por varón, entrar en la escuela de sus sueños. Aquí, su limitada visión de las cosas empieza a ampliarse, al recibir no sólo clases de canto, sino también de escritura, latín o historia, entre otras. La niña analfabeta pronto dejará de serlo y, a partir de ahora, sólo buscará luchar por un mundo mejor en el que su propia hermana no sea jamás juzgada únicamente por su género.
La historia de La escuela de canto transcurre en un suspiro. Las descripciones de la autora te transportan rápidamente a todos los ambientes presentados, desde la dureza y miseria del campo hasta lo sublime de las aulas de canto, donde nadie pasa hambre y la mente y el alma también reciben el alimento del conocimiento. Lo breve de este libro no hace que sea menos intenso ni interesante. Por el contrario, las páginas vuelan delante del lector, ávido por saber qué le depara el destino a la valiente protagonista. Por si fuera poco, Nell Leyshon utiliza el peculiar recurso de escribir la novela emulando el lenguaje del campesinado analfabeto de la época, pero esto también cambia conforme avanza la trama y la propia Ellyn evoluciona. Por supuesto, también se trata de una crítica hacia el injusto papel en el que la mujer estaba relegada, tan absurdo e incomprensible bajo el prisma de la actualidad. Y es que, al igual que la madre de Ellyn siente envidia por no haber tenido ninguna oportunidad de nada en su vida al igual que su hija, la propia Ellyn se enfoca en su hermanita como la heredera de una sociedad más igualitaria.
Todo un canto a la libertad, la igualdad y la superación, que me ha hecho inclinarme por seguir la pista de su autora, cuyo peculiar y original estilo hacen un aporte inestimable a la literatura.
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