Hace algunas semanas, cuando la sonda Perseverance llegó a Marte, llamaron al punto donde aterrizó Octavia E. Butler, una forma de reconocer la labor de esta escritora. En los años 60 y 70, el prototipo de escritor de Ciencia Ficción era el de un hombre blanco y heterosexual. A Butler le encantaba este género, pero se enfrentó a todo el sistema editorial por ser mujer y afroamericana. Su propia familia le decía que los negros no podían ser escritores.
Pero Octavia perseveró y perseveró y compatibilizó la escritura de un género vetado a las mujeres con todo tipo de trabajos eventuales y precarios. Y al final triunfó, por lo que se merece ese reconocimiento tardío en el planeta Marte.Descubrí a esta autora con Hija de Sangre y otros relatos, cuya reseña podéis leer aquí. Pero La parábola del sembrador es la primera novela de la autora que leo. Dice Gloria Steinem en el prólogo:
Una impresionante y aterradora novela distópica escrita en el pasado que ya ha comenzado a hacerse realidad.
Y es que La parábola del sembrador (Capitán Swing) tiene como uno de los principales protagonistas al cambio climático. De hecho, se trata de una distopía ambientada en el año 2024, cuando la civilización se ha ido a pique a causa de terremotos, lluvias torrenciales, huracanes, sequías extremas, etc. Las generaciones anteriores no hicieron (hicimos) caso y ahora nos encontramos en un mundo francamente Mad Max, lleno de ciudades amuralladas que son asaltadas por los llamados carroñeros, vagabundos pobres que roban y matan a sus víctimas por un poco de agua o comida.
Lauren vive con su padre predicador, su madrastra y el resto de familia en una de estas urbanizaciones amuralladas y vigiladas. Cultivan sus huertos, cazan y establecen un sistema primario de trueque. Pero una noche son asaltados por sorpresa y tiene que huir con un par de amigos. Poco a poco se le irán juntando más personas en la carretera.Para complicar un poco más las cosas, Lauren "comparte". Es una forma coloquial de decir que sufre de hiperempatía y que el daño que sufren los demás, lo experimenta también ella, lo que la incapacita para la lucha salvo en casos muy extremos. Siempre lo ha guardado como una debilidad secreta, pero ahí fuera tendrá que confiar en las personas que viajan con ella. Porque sin esos lazos, nada tiene sentido.
Porque además, Lauren ha decidido fundar una nueva religión, basada en el cambio y en un Dios adaptable a las necesidades de cada persona. Ha llamado a esta religión Semilla Terrestre, y aunque al principio son reacios, la increíble ductilidad de sus enseñanzas la hace tener cada día más adeptos. En realidad, todos quieren lo mismo: llegar a un terreno amplio donde poder establecerse, cultivar, adiestrar animales e intentar salir adelante con cierta seguridad.
Un libro increíblemente bien escrito, como todos los de la autora. Hubo una época en que era difícil encontrar sus libros. Debemos dar gracias a Capitán Swing por traernos algunos de los más famosos, como Parentesco, otro hito de la autora. A destacar también la traducción de Silvia Moreno Parrado, que ha sabido verter al español el lenguaje en ocasiones filosófico de Octavia E. Butler, eterna ya en los cielos.