“La sinagoga del agua” es la quinta novela de Pablo de Aguilar González, autor que conocí a través de las redes sociales de Roca Editorial. No sabía nada de la obra de este escritor, pero la belleza de la portada de este libro y su sinopsis me llamaron poderosamente la atención y agradezco enormemente el ejemplar que recibí de la editorial, porque no estaba errada en mi corazonada con respecto a esta historia. Te cuento más en mi reseña.
Pablo de Aguilar González presenta en “La sinagoga del agua” dos historias separadas por siglos, pero conectadas de alguna manera. Por un lado, en 2007 nos encontramos con Dante y Mara, dos estudiantes de Historia que deciden ayudar en el trabajo de investigación de los restos encontrados al realizarse una obra de apartamentos en Úbeda (Jaén) y que parecen permanecer a una sinagoga judía. Al mismo tiempo, viajamos en el tiempo hasta finales del siglo XIV, cuando durante los pogromos en esa misma sinagoga parte de la comunidad judía es asesinada y un pequeño, Abraham ve arrancado de sus brazos mientras se esconde de la matanza a su hermano recién nacido por parte de Francisco, un cristiano que acaba de perder a su bebé y quiere reemplazarlo por otro niño. Mientras que asistimos a la vida llena de vaivenes de los protagonistas judíos y cristianos del pasado, Dante y sus compañeros tirarán en el presente del hilo para discernir qué ocurrió para que la sinagoga no fuese destruida por los cristianos en su día y comprender de qué manera lo acontecido siglos atrás puede alterar sus vidas a pesar de haber transcurrido tanto tiempo.
Me ha gustado bastante esta novela de corte histórico, sobre todo lo relativo a los siglos XIV-XV, puesto que los libros con contextualizaciones históricas de este tipo suelen llenar mis estanterías. Tan original es la manera del autor de hilar los dos marcos temporales tan dispares, como su peculiar manera de rendir homenaje en la ficción a un hecho real, ya que la sinagoga del agua realmente existe, fue encontrada también durante una obra hace unos años y sus visitantes la describen como un lugar mágico donde se aprecia el paso de las tres culturas predominantes en la península ibérica: la cristiana, la judía y la musulmana. Así, y echando mano de su imaginación, Pablo de Aguilar interpreta lo que pudo ocurrir con las personas que vivieron, soñaron y murieron entre las paredes de este templo, con una novela ágil, directa y muy humana.
Aunque “La sinagoga del agua” no profundiza como otras novelas históricas en temas sociales, políticos o religiosos de la época, siendo bastante más concisa que los libros de este tipo, se agradece también leer una novela de este género más sencilla y centrada sobre todo en el componente humano, siendo perfecta para lectores jóvenes o para los que suelen huir de los libros de mil páginas a pesar de apreciar la literatura histórica. A mí me ha dejado con muy buen sabor de boca, me ha hecho aprender algo más sobre el patrimonio de Úbeda, una ciudad que visité hace bastante tiempo y que me enamoró (aunque no pude entrar en la sinagoga ni sabía de sus existencia porque, por fechas, creo que todavía no se había abierto al público) y me ha decidido a seguir los pasos de su autor. Como diría Elena, un personaje entrañable de la novela: ¡Bien hecho, Pablo de Albacete!
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