Chapel Croft es un pueblo de Sussex, Inglaterra, al que llega una nueva vicaria (Jack) y su hija Flo. Las dos huyen de Nottigham por motivos que se irán descubriendo poco a poco. Por otra parte, al ser un pueblo muy pequeño, Chapel Croft está lleno de secretos y de historias chungas vecinales. Sin embargo, la tragedia más importante que ha sufrido el lugar aparece en los libros de historia, y fue la purga que hizo María Sangrienta. La hija de Enrique VIII subió al trono como una fanática católica y se dedicó a perseguir a los protestantes. En Chapel Croft murieron varias personas en la hoguera, incluidas dos niñas pequeñas. Una de las leyendas del pueblo dice que las niñas todavía se aparecen por ahí como una maldición y que si las ves, tu vida está en peligro. Para conjurarlas, los habitantes hacen muñecas con palos, al estilo Bruja de Blair, y la queman la noche del aniversario de sus muertes para seguir recordándolas. Pero eso no es todo lo malo que ha pasado en el pueblo: hace años, Joy y Merry, dos amigas, desaparecieron. La policía no se molestó mucho en buscarlas porque se consideró que había sido una fuga, dadas las familias disfuncionales que tenían las dos jóvenes. Pero nunca aparecieron y no se sabe si están muertas y huidas.
Y para terminar de complicar las cosas, Jack ha acudido a sustituir al anterior vicario, que se ahorcó en la capilla dos meses atrás. En medio de todo ese ambiente y con los vecinos decididamente en contra de la nueva vicaria y su hija adolescente, intentará resolver el misterio de las chicas desaparecidas y de la muerte de su predecesor, mientras unas extrañas figuras comienzan a aparecer en las fotografías que realiza su hija por los alrededores. Como viene siendo habitual con el estilo de esta autora, te atrapa desde el principio. Domina muy bien la mezcla entre suspense y novela de terror, porque en realidad Las chicas de Chapel Croft (Plaza & Janés) no deja de ser un juego de manos que te distrae mientras intenta que no descubras el misterio hasta el final. A su favor hay que decir que C.J. Tudor domina muy bien los elementos macabros y sabe dónde hay que meterlos, de tal manera que te deja con el miedo en el cuerpo sin descuidar el misterio que hay de fondo y que en este caso son tres: el de la vida de Jack y Flo, el de las chicas fugadas y el del suicidio de su predecesor, cuyos papeles todavía están en la casa rectoral. En resumen, un buen libro que se lee rápidamente y que deja un buen sabor de boca, con giros que no te esperas. Una lectura rápida y amena. Si te ha gustado este post, puedes ayudarme compartiéndolo, siguiendo el blog o siguiéndome en mis redes sociales:
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