Conocí hace tiempo a Lauren Beukes con su novela Monstruos rotos(cuya reseña podéis leer aquí) y me enganchó completamente con su forma de escribir. No obstante, todo el mundo me recomendaba su otra novela Las luminosas (RBA Editores).
Harper vive en Chicago y sobrevive a base de delinquir. En 1931, una de sus huidas, le lleva a una casa (la Casa, con mayúscula, tal y como le llamará él) que posee una puerta que le permite viajar en el tiempo. Pero ese regalo no es gratis. Lo que quiere la Casa es que se mueva por las diferentes épocas matando a mujeres que se consideran "luminosas". Es decir, que tienen un gran potencial para poder cambiar el mundo.
Kirby es una de esas adolescentes, pero contra todo pronóstico sobrevivió a su intento de asesinato. Este hecho le ha producido una gran cantidad de secuelas y sobre todo, ganas de atrapar al asesino, que sabe que sigue suelto. Con este fin, entrará a trabajar como becaria de Dan en el Chicago Tribune. Dan se dedica a cubrir los partidos de béisbol, pero ha sido una eminencia a la hora de escribir sobre asesinos. Kirby cree que podrá encontrar alguna pista en los archivos del periódico.
La novela está contada desde el punto de vista de varios personajes y tiene un ritmo muy ágil. Los capítulos alternan entre varios años, desde 1929 hasta 1989, momento en el que intentan asesinar a Kirby y a 1993, cuando esta realiza su trabajo de investigación. En este sentido, la estructura es muy parecida a Monstruos Rotos, donde incluso el asesino narraba algunos capítulos. Al igual que otras obras de esta autora, combina la novela negra pura y dura con otros géneros. En este caso son los viajes en el tiempo, lo que le da un plus al libro.
“Hay patrones porque procuramos encontrarlos. No es más que un intento desesperado de encontrar un orden, porque no somos capaces de enfrentarnos al terror de que todo sea aleatorio. Esta revelación lo destroza. Es como si todo el puto mundo trastabillara.”
El verdadero interés radica en saber cuántas chicas debe matar Harper para que la Casa quede satisfecha. En este punto, la novela no sigue una estructura lineal, pero no nos perdemos en ningún momento. Además, para no aburrirse y hacerlo todo más interesante, el asesino visitará a sus futuras víctimas cuando son pequeñas y les regalará un juguete.
Chicago también se convierte en otro personaje más de la novela, del mismo modo que lo fue Detroit en Monstruos Rotos. Es la época en la que se están levantando los grandes rascacielos, aunque la diferencia entre los barrios ricos del norte y los pobres del sur sigue patente en la obra. Una novela dinámica, que se lee con rapidez y que engancha desde las primeras páginas