

Los triángulos amorosos nunca terminan bien. No empiezan bien y cuando empieza uno con buen pie, pronto aparecen los problemas, las mentiras y el dolor. ¿Será por eso que son tan famosos en la literatura juvenil? No hay libro que se precie juvenil sin un buen triángulo amoroso, donde todas las partes implicadas, terminan sufriendo irremediablemente. Pues “El novio de mi mejor amiga” no iba a ser menos.

EL NOVIO DE MI MEJOR AMIGA, de Susane Colasanti



Lani y Erin son amigas de toda la vida y... personas completamente opuestas. Lani es tauro y tiene los pies muy en la tierra mientras que Erin es una leo alocada e impulsiva. Lani es una chica independiente, Erin siempre va rodeada por una camarilla de seguidoras. Sus gustos, empezando por los ingredientes de la pizza y, pasando, cómo no, por los chicos, han sido siempre muy distintos. Hasta que Erin empezó a salir con Jason. En cuanto lo conoció, Lani sintió que conectaban a la perfección. Era como si se conocieran de toda la vida. Lani no está muy segura de que Jason sienta lo mismo por ella pero... aunque lo hiciera, no puede plantearse salir con él. Lani está decidida a ignorar sus sentimientos por Jason, por fuertes que sean: cualquier sacrificio es poco con tal de salvar su amistad con Erin.




Lani y Erin ha sido amigas de toda la vida y no miento al decir toda la vida: es más, se unieron gracias a un accidente, por eso y por el cariño incondicional que se tienen, Lani está segura de que, pase lo que pase, y cambien lo que cambien, siempre estarán juntas, siempre serán amigas incondicionales. Pero Erin se enamora, se enamora de Jason, y al comienzo, lo que parece un amor inocente, cuando Lani conozca a Jason y vea que conectan demasiado, sabrán que los problemas no han hecho más que comenzar y la amistad que parecía eterna, podría resquebrajarse tan fácilmente como una galleta de agua.

Los personajes están bien armados y se mantienen casi fieles a sus principios desde que comienza la historia hasta el fin. Y en este punto quiero destacar a Blake, que es, de lejos, el mejor personaje del libro; sin ser protagonista, para mí se roba cada línea en la que aparece, opacando incluso a la propia Lani, el personaje principal. ¿Y quién es Blake, estaréis preguntándoos? Y yo os diré: el típico amigo gay de la prota.

Y aunque la novela es ligera, rápida y entretenida, la historia principal decae a la mitad, volviéndose sosa. Susane Colasanti lo ha tenido difícil: ha elegido un tema muy manido que aparece en un libro sí y en otro también, y a pesar de que ha sabido llevar el ritmo y entretener al lector, el nudo principal de la novela se desinfla cada vez más a la vez que avanzas la lectura, la cual puede convertirse en un camino tortuoso para llegar hasta el final. El problema principal ha sido que desde el comienzo sabía cómo acabaría todo. Es muy previsible y no tuvo ninguna sorpresa. Lo más importante es el proceso, no lo voy a negar, y me divertí en él, pero en este sentido, “El novio de mi mejor amiga” no juega con demasiada baza. La prosa de la autora te mantiene en vilo porque quieres conocer más a sus personajes, pero la historia se da vueltas en sí misma durante 200 páginas y uno termina mareado. Lo único que puedes decir al terminarlo es ¡al fin! Y eso, mírese por dónde se mire, no es buen augurio.
De lectura fresca, sencilla y sin muchos sótanos que descubrir, la nueva novela de Susane Colasante se nos muestra como un libro sin pretensiones que quiere despejar la mente del lector a base triángulo amoroso común y silvestre. Si bien no ha sido un libro que me haya vuelto loca, es verdad que como tentempié a media tarde puede llegar a ser agradable. Lo recomendaría, sobre todo, a jovencitas que empiezan en esto de leer y quieren introducir la cabeza en un lío amoroso con seis piernas, a ellas, les resultará gratificante y entretenido, al igual que a los más fervientes amantes del género. Pero si no estáis en ninguno de estos dos grupos, os aconsejo que mejor dediquéis vuestro tiempo en otra novela juvenil y que “La amiga de mi mejor amigo” guarde un pequeño sitio en vuestros bolsos, para un viaje muy largo.
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Escritora en ciernes con una imaginación tan desbordante como su humor. Adora escribir, leer y escuchar música (sobre todo de Yamada Ryosuke). Es la fundadora de Mientras Lees, pero también podéis encontrarla en Asia no Yoru, su bitácora personal.