El poeta y crítico Enrique Villagrasa ha escrito una reseña de Los insignes para la revista Librújula (existe versión
digital y también de papel). Acaba escribiendo lo siguiente: “Una insigne
novela de necesaria lectura.”
Esta es la reseña completa:
Una parodia, sin
acritud, de los mal o bien llamados círculos poéticos que hay en toda ciudad
que se precie, desde una anecdótica y sugerente propuesta: las
videoconferencias que mantiene el funcionario Ernesto Sánchez con el líder
norcoreano Kim Jong-un, quien quiere entender y saber de poesía y recibe penas
y más penas del triste bípedo, que repasa lo habido y por haber en el mundo
poético editorial.
DAVID PÉREZ VEGA (Madrid,
1974) es autor de las novelas Acantilados de Howth y El
hombre ajeno, tiene además dos poemarios, Siempre nos quedará
Casablanca y El bar de Lee. Es profesor de Economía y
tiene un blog.
Leer esta novela es
como encontrarte en algún momento de tu vida entre esas líneas, si eres
aprendiz de poeta, tienes un blog, te ves asediado por los lectores poetas, y
quieres tus versos ver publicados en papel. No deja de ser una parodia más bien
dulce, no hace sangre, aunque dice nombres con más pelos que señales. A la vez que
es una visión particular de ese mundo de payasos donde unos se lucran más que
otros, sin ánimo de menospreciar ni faltarles al respeto a estos últimos de
profesión tan respetada y agradecida, desde mi infancia; y ya sabemos que cada
uno cuenta la feria como le va. En esta aventura narrativa los títulos de
libros poéticos significativos y poetas alfa de la tribu que sean reciben su
varapalo, aunque me temo que ellos no se molestarán: ni se molestará esta
España que no lee. Lo mismo que los premios poéticos instaurados en este país
de ellos, tales como los Hipérbole o Bisonte, a los que el protagonista se
presenta y no recibe ni acuse de recibo, como tantos otros.
Esta parodia
disparatada sobre la obsesión por publicar y de ahí la obsesión por lograr el
éxito literario tiene de coprotagonista al líder norcoreano, que tantos
quebraderos de cabeza da a las máximas potencias mundiales. No me cabe ninguna
duda de que el autor, de la mano de su demostrada inteligencia emocional, logra
relatar estas otras vivencias que le son muy cercanas de forma impecable; no
digo que algunas otras no sean inventadas o imaginadas. Me ha gustado mucho la
anécdota que utiliza de que un poeta líder político con ventas
supermillonarias, porque puede, contacte con el protagonista a través de su
blog de crítica literaria-poética para que le diga qué le parece su poesía,
pues no se fía de las recibidas en su país: que le contacte a él, que apenas ha
vendido un cincuentena de ejemplares de su libro. Paradojas reales donde las
haya, que le sirven para repasar en qué mundo poético editorial vivimos y con
qué bípedos implumes se baten el cobre los poetas. Una insigne novela de
necesaria lectura. ENRIQUE VILLAGRASA
Pinchar aquí para ver la reseña en la web de la revista.