Materia oscura de Blake Crouch es un peculiar thriller con una trama basada en el Multiverso, en el que se exploran las diferentes alternativas que cada una de las decisiones que tomamos pueden desencadenar. Desde las más nimias hasta las más trascendentales de nuestras acciones, provocarían en un plano multiversal infinitas realidades que pueden coexistir y en las que habitan otras versiones de nosotros mismos, pero ¿realmente somos nosotros mismos? Estas y otras cuestiones son las que Crouch plantea en esta novela repleta de acción, teorías y paradojas que, aunque me ha entretenido bastante y me ha hecho reflexionar un poco, tampoco me ha parecido tan excepcional como me la habían pintado algunas críticas que he leído. Ahora tú eliges si lees o no esta reseña, y sus consecuencias en el Multiverso.
Tras un tranquilo comienzo en el que se nos presenta a Jason, un profesor de física, cenando con su familia, pronto Materia oscura se mete en faena y da un vuelco a esta hogareña estampa cuando Jason es secuestrado por un hombre enmascarado que le droga y abandona en una nave industrial. Cuando despierta, nuestro protagonista se ve rodeado de una serie de científicos desconocidos que sí parecen conocerlo a él y, poco a poco, va descubriendo que forma parte sin saberlo de un extraño experimento para estudiar las realidades alternativas. Ahora Jason ya no está en el Chicago que conoce, su familia ya no existe como tal y todo le resulta amenazador. Por eso, inicia una alocada aventura por el Multiverso en la que, además de intentar recuperar a su esposa, deberá averiguar cómo funciona su supuesto invento para saltar entre realidades y escapar de la peligrosa corporación que le necesita para continuar el proyecto a cualquier precio. Atravesando puertas, Jason irá explorando las diferentes versiones de Chicago (algunas parecidas a su propio mundo y otras tan dispares como las que han pasado por un apocalipsis), y no cesará en su empeño por encontrar la puerta que conecte con su propia realidad, aquella en la que dejó de lado su prometedora carrera como científico para centrarse en ser feliz empezando una familia con su esposa.
Como podrás imaginar, la acción está servida en Materia oscura, pero también se trata de un libro cargado de teorías científicas que hacen plantearse si sería posible que las versiones de nosotros mismos pudiesen existir en planos paralelos a lo que experimentamos como única y verdadera realidad. Todos nos hemos preguntado alguna vez qué hubiese ocurrido si hubiésemos tomado una decisión concreta de manera diferente y qué vida tendríamos si en el pasado hubiésemos actuado de manera distinta antes determinadas situaciones. El autor va más allá y pone sobre la mesa un caso en el que el arrepentimiento por haber dejado escapar a una persona es tal que lleva a un hombre a inventar una herramienta para recuperar la vida que nunca tuvo. Pero, cuando Jason empieza a encontrarse con distintas versiones de sí mismo, comprende que no son él mismo, que incluso una versión suya de hace 5 minutos no es él mismo, porque ha experimentado una realidad diferente y aquí radica, en mi opinión, la verdadera complejidad de lo planteado en Materia oscura.
Se trata de un libro con una narrativa muy ágil y amena, fácil de leer y bastante entretenido que, además, difiere bastante de cualquier tipo de thriller. Sin embargo, reconozco que esperaba mucho más, porque algunas cosas me las he visto venir, en algunos momentos me ha parecido repetitivo y, en mi opinión, se ha centrado demasiado en la historia de amor, aunque entiendo que precisamente éste es el verdadero eje impulsor de la trama. Había leído que era una novela que te hacía explotar la cabeza y a mí no me ha sorprendido tanto. Para mí, Materia oscura es una buena historia, bastante recomendable, pero no un libro imprescindible en nuestra biblioteca particular.
Así que, como todo en la vida, tú decides si ponerte o no a abrir puertas para cotillear otras realidades. Cuidado con lo que veas y, por si acaso y aunque no sea un viaje en el tiempo, no toques nada…
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