El 13 de noviembre de 1992 tres adolescentes que hacían autoestop para ir a una discoteca en Alcáser, desaparecieron. Sus cadáveres fueron encontrados el 27 de enero del año siguiente. Fue entonces cuando las cadenas de televisión se volcaron como buitres buscando testimonios de los familiares, empezando así el fenómeno de la telebasura.
Desgraciadamente, no fue sólo lo único que comenzó. También se produjo un fenómeno que continua en nuestros días: la microfísica sexista del poder. Esto quiere decir que el discurso que se dio desde los medios de comunicación es que las víctimas se habían buscado en parte su destino por salir solas por la noche, por hacer autoestop y por subirse en un coche con desconocidos.
En Microfísica sexista del poder (Editorial Virus), Nerea Barjola recoge conceptos filosóficos de Foucault o de Judith Butler y los aplica al discurso de los medios para fomentar el miedo en las adolescentes. Cuando se produjo el asesinato de Alcáser yo tenía la misma edad que esas chicas y recuerdo que a las adolescentes nos prohibieron estar hasta tarde en la calle, debíamos volver siempre acompañadas a casa, etc.
Lo malo es que este discurso del miedo se ha perpetuado y lo hemos visto en desapariciones forzadas recientes, como la de Laura Luelmo o Diana Quer. No salgas a correr tú sola por la noche, no hables con desconocidos, no vuelvas tarde, no vayas por lugares oscuros, no quedes con un grupo de chicos que no conozcas, cuidado con lo que te pones, que no te echen nada en la bebida, etc. Es decir, en lugar de atajar el problema usando la educación en los hombres, lo que se hace es aterrorizar a las mujeres, perpetuando esa imagen del Hombre Malo, ya sea Antonio Anglés o Jack el Destripador.
Esta cultura perniciosa sigue vigente en nuestros días, y los jueces siguen preguntando a las víctimas de una violación qué llevaban puesto ese día o si habían bebido mucho, intentando culpabilizarlas y eternizando esa caza de brujas.
Nerea Barjola promueve esta reflexión para que intentemos revertir la situación mediante la educación y la empatía. Para que dejemos de educar en el miedo.