Esta novela corta (o conjunto de relatos que forman un todo) nos cuenta las acciones y semblanzas de Justina Saavedra, una disidente vegana, feminista y poeta. Se trata de una distopía en la que la policía controla las calles y los medios de comunicación están cerrados a nuevas ideas y se limtan a repetir el mensaje oficial.
En medio de todo ello, de esta sociedad asfixiante similar a la de 1984 de George Orwell, aparece la figura de Justina Saavedra, trasunto de la autora Elena Romea. Son muchos los que la conocen, la admiran y hablan de ella en susurros, puesto que no está permitido alabarla en voz alta. Su poesía y sobre todo, sus ideales, han calado en las nuevas generaciones, que quieren seguir su camino.
Para quien pueda interesar (Editorial 2Cabezas) es una distopía simpática, irónica, llena de golpes donde más duelen. Porque es una de esas distopías que te divierten hasta que te das cuenta de que lo que refleja es tu propia sociedad, comida por los poderes económicos, los desahucios, fondos buitres y empresas por encima de los individuos. Y ahí tenemos a Trump, si buscamos algún ejemplo real.
Así surge nuestra heroína, que intenta combatir el sistema mediante la poesía subversiva. Para colmo, los últimos coletazos de una pandemia siguen vigentes, y el gobierno se aprovecha de ello para tener a la gente controlada. Es un hecho que las medidas adoptadas en tiempos de crisis tienden a permanecer con nosotros mucho tiempo (por eso, aunque hayan pasado veinte años del 11-S, seguimos sin poder llevar crema de manos en el bolso cuando subimos a un avión).
«Imagina que es veinticuatro de diciembre, que ya casi es Nochebuena y que no quieres ir a cenar. Por tu mente pasan imágenes de las fiestas anteriores y solo quieres vomitar. Hace seis meses te mudaste a este piso de treinta metros cuadrados y de más de cien años de antigüedad. Pero tenías que huir (…)»
Elena Romea traza la vida de esta activista indagando, preguntando a las personas que la conocieron o que tuvieron trato con ella. Es una mezcla de datos fidedignos, fantasías e invenciones. Pero más importante que nuestra luchadora es el futuro en el que los conspiranoicos han ganado la partida. Un futuro que puede estar contenido en las semillas de este presente, en el negacionismo y en las teorías absurdas con las que las redes nos bombardean a todas horas.
¿Qué más os puedo decir? Que se trata de una novela entretenida y gamberra, muy bien escrita y con la que pasar un buen rato. Lo malo es cuando comprendemos el chiste y nos damos cuenta, con cierto vértigo en el estómago, que dentro de poco, cualquiera de nosotros podríamos ser Justina Saavedra.