Hace unos cuantos años, una editorial le pidió a un grupo de escritores que reinterpretara mitos de la Antigüedad. Entre dichos escritores estaba Margaret Atwood, actualmente conocida por El cuento de la criada, cuya reseña podéis leer aquí.
Y lo que hizo la escritora canadiense es reescribir parte de La Odisea desde el punto de vista de los personajes femeninos. La Odisea cuenta la vuelta a casa de Ulises u Odiseo tras vencer en la guerra de Troya. Pero los dioses están furiosos con él por haber sido el artífice de la caída de la ciudad, de modo que no se lo pondrán nada fácil.
Ulises y su tripulación estarán años y años vagando por el océano, enfrentándose a cíclopes, a seductoras hechiceras, a cantos de sirenas y a muchos peligros más, mientras su mujer, Penélope le espera en Ítaca junto a Telémaco, su hijo.
Llega un momento en que los nobles de la zona se impacientan, pues su rey no regresa, por lo que deciden pedir la mano de Penélope. Ella les dice que está tejiendo la mortaja para su marido y que cuando termine elegirá pretendiente. Pero en realidad lo que hace es deshacer durante la noche lo que ha tejido por el día.
De este modo, Penélope demuestra ser un personaje con personalidad propia, muy válido para darle voz. En Penélope y las doce criadas (Editorial Salamandra) se la historia desde el punto de vista de la esposa una vez muerta. ¿Y las doce criadas? El mito cuenta que cuando por fin regresa Ulises (el libro tiene más de dos mil años, no os estoy haciendo spoiler), mata a todos los pretendientes y además cuelga a estas doce criadas, en un acto que los folcloristas no han sabido interpretar.
Penélope habla con toda libertad sobre su nacimiento y su crianza y también sobre las personas que le rodean y que forma parte de la leyenda, como el caso de su prima Helena, que fue el detonante de la guerra,o de Menelao, su marido burlado que envió una flota contra Troya y contra los dos amantes.