Cuando pensamos en Australia, todos tenemos en mente un territorio casi desértico y cálido, donde el misterio y el horror están desterrados si no se trata de hechos mundanos (asesinatos, robos, etc). Craso error. Este libro subvierte uno de los pilares de la literatura de suspense y terror, aquel que nos presenta la noche como territorio único del misterio y de los sucesos extraños.
Pero mejor comenzar por el principio. Picnic en Hanging Rock (Editorial Impedimenta) narra la excursión que van a emprender un grupo de alumnas para hacer una comida campestre en un agradable paisaje al pie de una montaña. Pero Hanging Rock no es sólo un accidente geográfico: está formado por un conjunto de rocas y vegetación absorbente y asfixiante. Y el día se convertirá en tragedia cuando tres alumnas y una profesora desaparezcan entre sus recovecos.
Tras horas de búsqueda infructuosa, la comitiva regresa al selecto colegio femenino Appleyard y las alumnas caen presas de un estado de histeria imposible de calmar. Una de las desaparecidas es Miranda, una alumna de último curso perteneciente a una familia millonaria que trataba bien y era cariñosa con el resto de compañeras. El tiempo pasa y la búsqueda sigue, pero Hanging Rock no revela del todo sus secretos.
Joan Lindsay escribió una novela de culto que mantiene al lector en vilo durante sus casi trescientas páginas. Cambia de personajes, de punto de vista, cuenta los hechos tal y como los vivieron los distintos excursionistas, etc.
Además, la autora siempre jugó con la ambivalencia de si la novela se basaba en un hecho real o no. Es posible que su fantasía haya añadido la trama principal, pero también puede que se basara en una noticia sobre la desaparición de unas adolescentes en la zona, de las que no se volvió a saber nada. A esto le añadió una excursión de un selecto y estricto colegio femenino que va a disfrutar de un día en el campo salvaje y tenemos los ingredientes perfectos para una obra que cada cierto tiempo es adaptada a cine y televisión.
Hace años Peter Weir hizo una película magnífica y ahora se ha adaptado con Natalie Dormer (Juego de Tronos, Los Tudor). El misterio de Hanging Rock, lejos de agotarse, atrae cada vez a más generaciones.