Pompeya de Robert Harris es una novela de ficción histórica que nos pone en la piel de varios personajes durante las 48 horas previas a la famosa erupción del Vesubio, así como durante la catástrofe. Con una mirada muy diferente a todo lo escrito sobre lo ocurrido en Pompeya en el año 79 d.C., este original libro pone en tensión a un lector que sabe lo que va a ocurrir y que, precisamente por este motivo, vive la historia con mayor implicación.
El famoso cineasta Alfred Hitchcock confesó en una entrevista que concedió a Truffaut que prefería el suspense al factor sorpresa, por lo que jugaba en sus películas con ese tiempo en el que, por ejemplo, el espectador sabía que había una bomba debajo de la mesa en la que estaban sentados los protagonistas. Dicha bomba explotaría de un momento a otro, de modo que la conversación de los actores, por anodina que fuera, cobraba un interés especial. Pues bien, algo así parece funcionar en la Pompeya de Harris, en la cual todos conocemos el final, por lo que nos implicamos más en las (supuestamente) últimas horas de vida de los personajes.
Como hilo conductor, el autor presenta como protagonista al ingeniero Marco Atilio Primo, quien es llamado a resolver un problema en el enorme acueducto que suministra el agua a las ciudades que bordean la bahía de Nápoles. En su investigación, Atilio descubre que la causa puede estar en Pompeya, justo en las faldas del volcán Vesubio, y se dirige junto a su cuadrilla para intentar solventar la situación. Como es lógico, poco se imagina la fuerza destructiva que la naturaleza está a punto de liberar y, cuando el volcán entra en erupción, todo se reducirá a intentar sobrevivir junto al resto de ciudadanos atrapados bajo un cielo de ceniza y humo. Además de este ingeniero y otros personajes, Robert Harris sitúa en la trama a personajes históricos más reconocidos como Plinio el Viejo, e incluso se las ingenia para meter en poco tiempo algún personaje desagradable con tintes de villano y algún que otro drama familiar.
Esta novela es ligera, ágil y entretenida, y lo mejor es que, además de las buenas dosis de tensión que ofrece, es también toda una muestra de la sociedad romana de la época, y de la importancia del agua en la misma. Yo la recomiendo a los lectores interesados en la historia romana y en este episodio en concreto, aunque bien es cierto que hay libros que profundizan más y mejor en la sociedad y política pompeyana como Los últimos días de Pompeya, (obra que me gustó mucho cuando la leí hace unos años). Sin llegar a ser una lectura imprescindible, este libro viene muy bien para ampliar conocimientos sobre el Imperio romano sin meterse de lleno en novelas más densas y extensas, como las que escribe Santiago Posteguillo o Javier Navarrete y que son precisamente las que más me gustan a mí.
He de decir que Pompeya ha sido la primera novela de Robert Harris que he leído y puede que más adelante busque más títulos de este autor, quien cuenta con una interesante bibliografía, sobre todo centrada en la novela histórica. Por aquí dejaré constancia de qué novelas acaban en mi estantería.