Reseña de Rebelión en la Granja

Rebelión en la Granja de George Orwell (Eric Arthur Blair) es una novela que, en forma de sátira, nos cuenta la historia de la sublevación de los animales de una granja con el fin de liberarse del control humano, haciendo una palmaria alegoría a la revolución socialista rusa y una crítica al gobierno de la URSS existente en ese entonces, cuando el libro recién recibía una buena acogida por parte del público. Para el año de 1945 (fecha de publicación), las opiniones negativas al comunismo soviético no eran tan abundantes como lo serían décadas después, debido a que este se consideraba una resistencia frente al nazismo y mantenía buenas relaciones con otras potencias europeas. A lo que quiero llegar con esto es que Orwell luchó durante varios años para que la novela saliera a la luz, fue constantemente rechazada por editoriales a pesar de considerarlo una obra precisa, ya que temían por la respuesta del estalinismo social. El autor nos relata toda esta faena vivida en el prólogo, “La libertad de prensa”, y te da un nuevo motivo para arrancar la lectura.

La fábula satírica inicia cuando un viejo cerdo, cerca a la muerte, decide contar un sueño suyo en donde todos los animales son tratados con igualdad de derechos frente a los hombres. Esto incita a la granja a la búsqueda de su emancipación, pues se van dando cuenta de la explotación bajo la que han vivido y nace el deseo de cambiar la situación. De este modo, los cerdos de la granja toman liderazgo de la nueva “sociedad” (recalcando los roles de Napoleón, Bola de nieve y Chillón), porque se consideraban intelectualmente superiores y los más aptos para tomar el cargo. No obstante, luego de un tiempo, el sistema se vuelve tan injusto y coercitivo como el anterior. El libro es muy sencillo de leer, si sabes lo básico acerca de lo que pasó en la susodicha revolución rusa podrás relacionar rápidamente cada suceso de la trama con hechos históricos, y sobre todo reconocer quién es cada personaje.

Siendo la obra una metáfora gigante del punto de vista del autor acerca del comunismo autoritario, es indudable el cómo iba a representar a los protagonistas revolucionarios, verbigracia, el caso del Viejo Mayor. Este “sabio”, del cual sus ideales dan fruto a la rebelión, vendría a ser Lenin, el líder respetado por todos que buscaba un mundo más justo. A este personaje también se le suele relacionar con Karl Marx, padre del comunismo. Bola de nieve, otro aspirante a líder, tiende a ser comparado con León Trotsky; quien, con una mente llena de proyectos e ideas sustanciales, acabó siendo perseguido y acusado de traición por su rival político. Napoleón, el que adquiere control de la granja posterior a la revolución, sería Stalin y Chilón, su portavoz. Por otro lado, en representación del proletariado, está Boxeador, un caballo fuerte que tiene como mantra el “Trabajaré más fuerte”. Así mismo encontramos a Benjamín, un burro cínico en reflejo de los intelectuales, quienes son conscientes de la situación en la que están pero de igual manera no hacen nada para oponerse a ello. Y así podríamos seguir nombrando más paralelismos.

A pesar de lo mencionado, la genuinidad de la obra no está en sólo establecer relaciones entre la granja animal y la dictadura soviética, también se encuentra en las diferentes críticas que Orwell hace a varios aspectos del régimen. Entre ellos, el estipular que la estructura social no es esa porque sí, más bien que se ha ido desarrollando a lo largo de la historia. Dicho de otra manera, que la división entre la burguesía y el proletariado no es natural y que por ende puede transformarse o desaparecer. 

Rebelión en la granja nos bombardea con mensajes como el anterior, dejándonos claro la ideología que sigue Orwell frente a la degradación y corrupción del socialismo ruso. Aun así, creo que se trata de un discurso más universal de lo que se piensa, un ataque a cualquier tipo de sociedad totalitaria (común en los trabajos de este autor), al abuso de poder y al capitalismo como sistema más allá del económico, todo un himno libertario. Es la muestra perfecta de cómo aquellos que en un inicio se retratan salvadores del pueblo, pueden convertirse en los peores dictadores y tiranos.

Ahora bien, pienso que este tipo de lectura es para alguien que la ha buscado, no de forma obligatoria. El interés nace por uno mismo y, a pesar de lo intrigante que es el tópico principal, en ciertas partes puede resultar monótono. A lo que me refiero es que el texto es una lluvia de términos indirectamente políticos, por lo que algunos diálogos son usados como herramienta para explicar al lector la situación de la que estamos hablando, es decir, usa un carácter pedagógico. Esto puede resultar algo forzado, pero Orwell sabía muy bien a qué clase de público se estaba dirigiendo. así que es al mismo tiempo necesario. Fuera de todo lo anterior, la lectura es bastante simple y veloz.

No se puede analizar una novela de intención política de la misma forma en la que se haría con un texto dramático, no podemos (al menos en este caso) hablar de algún desarrollo de personajes, pues Orwell narra todo a partir de lo que él conocía de la URSS, pero sí el cómo los usa para transmitir lo que desea, ciertamente de una manera vanagloriosa. Respecto a los giros argumentales, es obvio que no vamos a gozar de un alto nivel de impresión a través de ellos, ya que los tenemos en claro desde antemano, pero ese no es el objetivo de este tipo de novela. 

Para culminar, no está de más destacar la imagen más poderosa que nos da la historia: “Los animales que estaban fuera miraban a un cerdo y después a un hombre, a un hombre y después un cerdo y de nuevo a un cerdo y después a un hombre, y ya no podían saber cuál era cuál.” Con esto por fin se acaba de completar el proceso de degeneración de los cerdos que observamos a lo largo de la trama. Ahora, 73 años después de la publicación de la obra, estos manuscritos son lo que nos queda de Orwell, recordándonos que con violencia, cualquier sociedad justa se puede corromper.