Reseña de «Un mago de Terramar» de Ursula K. Le Guin: El primer volumen de la saga de fantasía clásica «Historias de Terramar»

Un mago de Terramar es la novela que da inicio a Historias de Terramar, la ya mítica saga de fantasía de Ursula K. Le Guin, una de las más grandes escritoras de este género e inspiradora de otras historias legendarias. Y también es, aunque pueda parecerte un tanto sorprendente, el libro con el que me he estrenado con esta autora, cuya obra llevaba mucho tiempo poniéndome ojitos, pero, como no lograba decidirme por ninguno de sus libros porque todos me parecían interesantes, nunca daba el paso. Cuando descubrí que en la red de librerías de Bibliometro disponían de ejemplares de la colección completa con todos los libros que conforman Historias de Terramar, entendí que era la señal del destino que estaba esperando: tenía que empezar por Un mago de Terramar y, tal y como sospechaba, esta primera novela me llevó a la siguiente, que casi estoy terminando ya. Pero ésa es otra historia…

Por el momento centrémonos en Un mago de Terramar, esta primera parte de tan importante saga de la literatura de fantasía universal y una historia imprescindible para los que nos desvivimos por este género. Toda gran gesta tiene un principio y Ged, conocido como Gavilán, que se nos presenta desde el principio como un gran mago en Terramar, no se libró de sus humildes y duros comienzos. Nacido en la isla de Gont, el pequeño Ged pronto empieza a demostrar habilidades mágicas y no tarda en ser enviado a Roke, donde se forman los hechiceros de Terramar. Durante su instrucción, Ged aprende los misterios de la magia, a controlar los elementos, dominar a los animales, el poder de la nominación e incluso el valor de la amistad, hasta que, en un arrebato de orgullo y vanidad al enfrentarse a otro aprendiz con el que rivaliza, invoca algo oscuro, una sombra maligna que ya nunca le dejará en paz. Así, Ged inicia un viaje lleno de aventuras y peligros durante el cual madurará y que le servirá para aprender más acerca de sí mismo, su poder, y su nuevo enemigo.

Al tratarse de un libro ya clásico (se publicó en la década de los 60), podemos esperar una narrativa más propia de esta época, con una acción más sosegada, sin tantos giros y con menos personajes de los que la literatura de fantasía contemporánea nos tiene acostumbrados. Además, aunque es el inicio de una serie de varios libros, esta primera novela no es demasiado extensa y a mí me ha resultado ágil de leer, porque me ha enganchado bastante desde el principio y me ha parecido la antesala de una historia que promete. Ahora que ya estoy leyendo el segundo volumen, Las tumbas de Atuan, puedo decir que incluso mejora, porque esta segunda historia me está gustando más todavía que el primer libro y su atmósfera oscura y misteriosa me resulta muy interesante.

Como comentaba al principio de mi reseña, es más que evidente que esta obra inspiró a autores actuales. Por ejemplo, el poder que se le asigna a los nombres de las cosas y de las personas que plantea la autora en este primer libro me ha hecho pensar inevitablemente en la obra de Patrick Rothfuss que, si no has leído, ya estás tardando.

Así que ya tengo clara la estrategia: primero termino esta saga completa que actualmente estoy leyendo en casa en un “tocho-libro” que pesa lo suyo y que puede que termine cambiando por la versión ebook por razones logísticas (vamos, que llevarlo en el metro es poco práctico), y luego me pongo a recopilar como una loca el resto de libros que conforman la obra de Le Guin, porque ahora que he abierto la caja de Pandora, ya no hay vuelta atrás.