Nada es lo que parece. Tras una inocente croisantería en la que confluyen toda una orgía de olores y sabores, se esconde un pasado agazapado tras la telaraña del tiempo y un presente lleno de extraños sucesos a los que Amina, nuestra protagonista, tendrá que enfrentarse.La croisantería, convertida en una curiosa “Santería”, por obra y gracia de su protagonista, será objeto de deseo y eje central sobre el cual se va a desarrollar la trama, donde el odio y la pasión conviven a partes iguales con los pasos erróneos y los silencios prolongados.Antes de comenzar esta reseña tengo que deciros que, si bien ya sabéis que yo leo de todo y no tengo ningún prejuicio a la hora de probar nuevos géneros, hay algunos que me gustan más y menos que otros. Donde acaban mis pies es una especie de chick-lit, un género que no suele encandilarme, o en el que no tengo quizás demasiada práctica, y es posible que esta sea una de las razones por las que no ha terminado de gustarme. Para saber más, seguid leyendo.
En Donde acaban mis pies conocemos a Amina, nueva dueña de una pastelería que tenía mucho éxito allá cuando era su madre la que la regentaba. Al ver que nadie compra, decide darle un giro de 180º grados a su negocio, que empieza a prosperar; pero no solo eso, sino que además ha atraído la atención de ciertas personas que a lo mejor no deberían haberse fijado. Así, Amina se verá envuelta en más de un lío y en un problema que parece que se le queda grande.
Como ya os he dicho, este libro me habría gustado mucho más si fuese una ávida lectora de chick-lit. Pero bueno, es lo que hay, intentaré hacer la reseña lo mejor posible. La trama no me ha parecido mala, de hecho es bastante interesante cómo se enlazan las dos historias (la de Amina y... la otra, que no quiero decir spoilers). Peeeero sin embargo, a la hora de unirlas... no me ha gustado. No he visto cómo encajaban, no he visto que la relación fuera progresiva, sino más bien un tanto aquí-te-pillo-aquí-te-mato. Y no, no estoy hablando de la relación amorosa (que también), sino de todo en general, de que la confluencia de las dos tramas es sumamente tosca. A partir de la mitad la cosa va cogiendo una cierta coherencia pero así y todo no le he visto todo el sentido que quisiera. ¿Me explico?
Los personajes son lo mejor de la novela. Si bien es verdad que Amina parece vivir en una regla continua, es algo normal, teniendo en cuenta TODO lo que le pasa (que si robos, que si su madre la odia a muerte, que si la abuela, que si el otro... pobre cría). El caso es que la relación familiar y todo lo que esta trae consigo, la explicación de por qué hay tanta tensión... me ha gustado mucho y es lo que más interesada me ha tenido, ya no el "misterio de la pastelería", que mucho menos. Y al final la resolución de dicho odio me ha parecido estupenda, incluso bonita. A ver, no bonita en el aspecto del por qué sino en el de que la autora pudo darle una explicación razonable; si te imaginas todo lo que está sintiendo esa familia, puedes ver perfectamente comprensibles las razones que se dan.
El ritmo es muy ágil desde el principio, ya que enseguida nos ponemos a funcionar con la historia. En los primeros capítulos ya se nos presentan ambas tramas y la historia se pone en marcha, y como en un principio no nos enteramos de mucho, hay ganas de saber qué demonios está sucediendo. Cuando las piezas del puzzle comienzan a unirse el ritmo decae, porque ya sabemos lo que va a pasar (o nos lo imaginamos). Esto es un punto en contra, creo que la solución debería haberse atrasado un poco más porque al final ya no interesa la historia. Esto fue lo que me pasó a mí; a falta de un 10% para que terminara el libro, simplemente olvidé que lo estaba leyendo porque ya sabía que todo iba a ir bien. El libro ya no era capaz de atraer mi atención.En cuanto a la escritura de la autora, puedo deciros que está tanto bien como muy mal. Así, a lo loco. Bien porque, por un lado, podemos encontrar que las descripciones son ricas en detalles y nos podemos imaginar a la perfección a los personajes y a sus cosas, además de que los diálogos son muy realistas. Y mal porque le falta una corrección, o dos. No es que tenga faltas, porque en verdad estas brillan por su ausencia salvo en un par de ocasiones, pero sí que le falta una corrección de estilo, algo más importante aún que la ortografía. Es por esto por lo que la lectura va un poco a trompicones; al no haber, en ocasiones, signos de puntuación y una cierta cohesión... la cosa se paraliza. Creo que el libro mejoraría muchísimo con la ayuda de una editorial que hiciese una corrección (o bueno, un profesional que orientase a la autora), así como creo que la autora tiene mucho potencial. Pero lo que es yo, no lo recomendaría.Donde acaban mis pies es un libro que podría haberme gustado más si fuese de otro género y que desgraciadamente no me ha terminado de cuajar. Tiene una trama entretenida, sobre todo la parte familiar, que se pierde porque es un tanto predecible y la emoción está distribuida de una manera un tanto mediocre. Espero que la autora mejore con los libros.