Sinopsis:
Viana, la única hija del duque de Rocagrís, está prometida al joven Robian de Castelmar desde que ambos eran niños. Los dos se aman y se casarán en primavera. Sin embargo, durante los festejos del solsticio de invierno, un arisco montaraz advierte al rey de Nortia y sus caballeros de la amenaza de los bárbaros de las estepas y tanto Robian como el duque se ven obligados a marchar a la guerra. En tales circunstancias, una doncella como Viana no puede hacer otra cosa que esperar su regreso y, tal vez, prestar atención a las leyendas que se cuentan sobre el Gran Bosque, el lugar donde los árboles cantan.
Mi valoración personal:
Esta es la historia de un reino medieval donde habitan caballeros de fuerte armadura y fusta en mano, doncellas de alta cuna y criadas en grandisímos castillos. Esta es la historia de unos caballeros dispuestos a luchar por su rey y unas doncellas... digamos nada usuales: salen a su rescate. Esta es la historia de una de esas valientes doncellas, una dama rebelde sin causa, nada coqueta y más asidua a portar una flecha que un espejo donde ver reflejada su pueril belleza. Esta es una historia de caballerías atípica, un bello relato donde ellas tienen que recogerse sus faldas y cortarse sus largos cabellos, aprender a mentir y luchar, a huir y cazar... Una novela llena de un tiempo pasado mágico rodeado de un bosque encantado y a la par misterioso, con un gran secreto en lo más profundo de sus entrañas. Donde los Árboles Cantan (en adelante, DLAC) es esto y más: es ante todo un relato que espera que el lector lo descubra y cante su suave melodía.
Viana, toda una guerrera
Laura Gallego, autora de la aclamada Memorías de Idhún, nos adentra en un mundo tan lleno de fantasía y magia del que es imposible escapar. La ambientación es sin duda una de sus bazas fuertes, sino la que más. Con una facilidad asombrosa el lector se introduce de lleno en la historia y viaja a la época de los castillos que cualquier libro de historia puede enseñarnos; a los tiempos de Robin Hood en los bosques de Sherwood. Todo es inventado por Gallego, pero a la vez cuesta desprenderse de esa fantasía que nos regala página a página. Nada es real, pero casi lo parece. Laura Gallego en estado puro en un momento histórico que de seguro la apasiona: el antigua y medieval que traslada a un épico reino feudal.Los personajes son otro punto a destacar. Como ya es habitual en esta joven y talentosa escritora, doble ganadora del premio Barco de Vapor, hay muchos, muchísimos, pero todos con fuertes matices bien perfilados, todos tienen algo. Desde la protagonista, la valiente y "caballerosa" Viana de Rocagrís, pasando por su mentor Lobo, antiguo Conde de Urtec en otro tiempo, o el misterioso, encantador y carismático chico del bosque Uri, que guarda una increíble sorpresa al final (y esto gusta). Todos, absolutamente todos, los buenos y malos del relato, son sumamente encantadores para el lector; con unos simpatiza y con otros rivaliza. Y así debe ser, cosa que Laura consigue gracias a una mente tan prodigiosa y dada a la fantasía como la suya. Sus nombres, además, tienen hasta melodía, son curiosos y fiel fruto de una época antigua pues concuerdan con el tiempo que evoca la novela.
¿Aprendería a cazar como un montero? ¿A luchar como un guerrero? ¿A cabalgar a horcajadas como hacían los hombres? ¿Sería capaz de manejar una espada? ¿De enfrentarse a los bárbaros? De repente, en muy pocos días, sus deseos habían cambiado completamente. Ya no se imaginaba como una pobre damisela en apuros. Ya no soñaba con una boda de cuento. Ahora se veía a sí misma como la heroína que desafiaría a Harak y vengaría a su padre.
El argumento, dividido en dos partes, aunque sencillo, no es afín a la brevedad. Es largo, pero gana en agilidad. Casi 500 páginas de lectura fantástica, pero eso sí, en ningún momento Laura deja espacio entre líneas para la ñoñería o lo pasteloso que pueda parecer una historia de caballeros de vil armadura trotando al galope y refinadas doncellas medievales esperando que estos lleguen de la batalla para lanzarse a sus armados brazos. Ya se ha dicho antes que estamos ante una historia atípica, y eso ya se sabe por la sinopsis que acompaña al libro. Es cierto que hay amor, hasta una cierta pasión, pero en su justa medida y proporción (no falta el típico romance de los dos tortolitos protagonistas, acá Robian y Viana, que desde niños son como uña y carne). Se sabe, se intuye, se palpa. Sin embargo, el factor sorpresa nos dejará helad@s ante el giro que pega practicamente todo muy a poco de empezar a leer el libro, momento propicio para que la joven hija del conde de Rocagris cambie sus faldas y vestidos por unos nada favorecedores pantalones y un arcón al hombro. Ahí será cuando de comienzo la aventura de DLAC.
Si proseguimos con el análisis de la trama hay que enfatizar un poco más: si algo hay en DLAC es acción, en esta ocasión de manos de los terribles bárbaros de las estepas, los malos de la película, perdón, del cuento. Darán ganas de retroceder en el tiempo, meterse en el libro literalmente a lo Bastian en La Historia Interminable y luchar al lado de Viana y su tenaz maestro Lobo para darles un par de zotainas a estos seres. Tampoco hay que olvidar el ritmo de esta acción, a mi juicio, bien llevada. Laura sabe escribir muy bien, contar historias también muy bien, pero lo que es complicado es hacer fluir de forma natural lo que narran los hechos que se desean contar y que estos no decaigan en la sobriedad y el aburrimiento, sumado a la pesadez dado el elevado número de páginas que ha dedicado al relato. La autora hace que la trama fluya, pero cae en las redes de los tópicos, sobre todo en el plano amoroso, a veces incluso forzado ("¿hacia falta que se enamorase Viana de...?", ahí lo dejo). Aún así, Laura Gallego se maneja bastante bien con el lenguaje, de un gusto exquisito para los buenos paladares, simple, adecuado, precioso.
Como ya se ha anunciado a priori, DLAC es un relato largo y la historia queda dividida en dos partes bien diferenciadas. Podría decirse que no se complementan; una sirve más de introducción de los hechos y la otra se centra más en el meollo de toda la cuestión: sí, el mágico bosque donde se dice, se cuenta, se rumorea los árboles cantan. Viana, ya dejando a Robian apenas escondido en su pensamiento, y Uri, serán los que lleven el peso de estas susodichas partes, ella primero y él después, notándose un cambio de paso de gigante en la joven heroína, tanto en apariencia y caracter, y también en él por supuesto, de tímido muchacho salvaje a hombre civilizado (evocará un aire a lo Mowgli en El Libro de la Selva, pero sin la manada de lobos y demás animales acompañantes cuadrúpedos).
Laura, novela en mano
Emocionada porque sentía que, por primera vez iba a tomar las riendas de su destino, a ser la protagonista de su propia historia, Viana emprendió el viaje hacia el corazón del bosque. No tenía plano, ni más indicaciones que las que había dado Oki en su relato. No tenía claro hacia dónde debía dirigirse, pero confiaba en que, cuando llegara allí, lo sabría. Porque los árboles estarían cantando.
En definitiva, Laura Gallego construye una historia para dejarse llevar por ella, para imaginar y soñar, corretear por un bosque mágico y misterioso, para no dejar de leer sin más porque es adictiva, por lo bien contada que está y en parte por la maravillosa edición que SM ha elaborado para esta novela (da gusto leer una obra literaria bellamente editada y maquetada, todo hay que decirlo). Por lo demás no hay que esperar mucho de una narración salida de la pluma de esta escritora: sabemos que se mueve como pez en el agua en los relatos de fantasía, que sabe contar historias que gusten al público lector, que se cuenta ya por masas de fans, y que su escritura es ágil y llevadera. Ignoro si es lo mejor que ha escrito porque apenas he leído algo suyo, pero sí elevo a DLAC como un libro entretenido y que facilmente me atrapó, también por su preciosísima portada, la cual, las malas lenguas afirman por la red que es un plagio (tema aparte que no trataré en la presente reseña para no afearla).
DLAC es una novela diferente, con magia en estado puro y secretos escondidos listos para que los descubramos en el interior de un frondoso bosque cantor. Su final al estilo David el Gnomo es sobrecogedor, sus personajes, bien construídos y los hechos, llevados a un buen plano y rítmo. Un épico y atípico, si se me permite, cuento juvenil más que infantil de época medieval con naturaleza, fantasía y amor como elementos ya habituales en esta autora que conviene disfrutar y no dejarlo escapar. Merece la pena adentrarse en el bosque donde los árboles cantan para ser conocedores de su mensaje esperanzador porque como en los buenos cuentos, hay moraleja final.
EN RESUMIDAS CUENTAS:
Puntuación: 9/10 (Sobresaliente)
Bibliofiliómetro:
Filóloga Bibliófila