Apenas hace una semana que terminé de leer la nueva novela de Care Santos, El aire que respiras y todavía me encuentro atrapada en su trama y acompañada por sus personajes. He disfrutado mucho de su lectura y me ha servido para aprender y profundizar en una parte de la historia de la ciudad de Barcelona que desconocía.
Hablar de El aire que respiras, es hablar del amor a los libros antiguos, de bibliófilos, de aventuras, de venganza, de maldad, de la ciudad de Barcelona y de una época llena de cambios. Se nota que la autora se ha documentado muy bien y ha sabido transmitirlo en la novela con un hilo conductor muy bien hilvanado, que desde el presente nos traslada hasta la Barcelona de la primera mitad del siglo XIX.
La novela comienza con la muerte del presidente del gremio de libreros anticuarios de Barcelona, Antoni Rogés. Su hija Virginia hereda la librería que regentaba su padre y con ella una serie de papeles viejos a los que dedicó los últimos años de su vida. Virginia, que no siente la misma pasión que su padre por los libros, no sabe qué hacer con ellos y se los entrega a una amiga escritora para que investigue la historia de los mismos.
La pasión por los libros y las historias antiguas hacen que la escritora se sumerja en una investigación que la atrapa, hasta el punto de decidir escribir un libro con sus descubrimientos. De esta manera seguimos la pista a una colección privada de libros eróticos muy antiguos, que en el pasado fue robada a su propietario Victor Philibert Guillot , durante la invasión de Cataluña por las tropas de Napoleón a principios del siglo XIX. Una colección que despierta un gran interés en los personajes de la novela y que llega hasta nuestros días. Este hecho hace que los libros y en especial uno, Mémoires secrets d’une femme publique, el más escurridizo de todos, se conviertan en un personaje más de la novela, así como la propia ciudad de Barcelona.
Las escenas del presente son cortas y pocas pero suficientes para servir de guía y completar la historia de lo ocurrido en el pasado. A través de las vidas de dos familias, Guillot y Brancaleone asistimos al sometimiento, invasión, liberación y transformación de una ciudad y de su gente.
La obra está dividida en 4 partes, no tiene capítulos propiamente dichos y lleva un orden cronológico de los acontecimientos que cuenta, de tal manera que conocemos la Invasión Napoleónica de la mano de Filippo Brancaleone, un joven genovés reclutado por el ejército francés. Asistimos también a los hechos ocurridos en la noche de San Jaime del año 1835, cuando el pueblo se levanta contra la iglesia, quemando y saqueando conventos y monasterios. También nos habla de la desamortización, el movimiento liberal, el expolio de las bibliotecas y el fatal destino de muchos de sus libros y las reformas urbanísticas en pos de la modernización de la ciudad, en especial de la Rambla.
Una de las cosas que más me ha gustado de la novela son las fichas de las biografías de los personajes reales según van apareciendo, sacadas de un libro muy especial, Diccionario de excéntricos y egocéntricos en la Barcelona de Antaño, que vienen a completar la historia. Este diccionario es parte de la documentación que recibe la escritora de manos de Virginia creando así una conexión con el presente. Encontramos también cartas epistolares y correspondencia mantenida entre algunos de sus personajes, siendo especialmente emotivas las que escribe la hermana Resignación en el convento de Santa Ana.
La forma en que describe la autora algunos de los libros con los que se encuentran los personajes y la pasión que sienten por ellos me encanta, en especial con Angel Brancaleone, es como si los tuvieras delante.
La noche se me fue hojeando, leyendo, admirando y maravillándome de todo lo que allí se había salvado, incluidos códices que se daban por perdidos desde los sucesos de 1823. El más fabuloso, porque nunca había visto —ni veré— nada igual, era un evangelliarium copiado en tintas de plata y oro sobre pergamino teñido de púrpura, escrito en griego y en otro idioma que desconozco. Sólo una vez oí hablar de algo parecido, y se trataba de un libro herético del siglo VI conservado, si la memoria no me falla, en Uppsala.
Respecto a los personajes, son varios los que me han gustado en esta obra, Carlota Guillot, Angel Brancaleone, Rojo, pero mi preferido es Fillipo Brancaleone y su historia de amor con Rita Neu. Un personaje entrañable que desprende ternura y con el que empatizas enseguida. Un valiente de buen corazón que sufre los horrores de la guerra sin perder su esencia.
La forma de escribir de Care Santos me gusta mucho. Describe los lugares de tal forma que te trasladas a ese momento y lugar, mientras consigue mantener la intriga de la historia hasta el final.
Una novela muy recomendable para los amantes de los libros y las buenas novelas.
La sinopsis y los datos del libro pueden consultarlos aquí