“El amor es un bocado de nata” es una novela, que se publicó en 2013. Está escrita por dos escritoras italianas: Elisabetta Flumeri y Gabriella Giacometti, que forman un exitoso tándem creativo.La historia comienza con una frase que hace intuir que la vida de la protagonista Margherita va a sufrir un cambio drástico.Ella vive en Roma junto a su marido y sus fieles mascotas, las cuales ha ido adoptando poco a poco. Pero siente que no es feliz, que le falta algo, y parece que “el destino” se ha aliado para que comprenda que el rumbo que lleva su vida no es el deseado. Así una serie de circunstancias harán que Margherita vuelva a sus orígenes, una pequeña localidad en La Toscana: Roccafitta, y se replantee su vida y todo lo que la rodea.
La historia en sí es sencilla y simple, bastante predecible y sin mayores sobresaltos y con bastantes tópicos pero aún así se disfruta, en gran medida gracias a la forma en la que nos la presentan. Lo que llama la atención y la hace diferente es como las escritoras han sabido utilizar y con gran maestría todo el vocabulario culinario para ir narrándonos la historia. Todo gira en torno a la comida, no de una forma que te sature sino más bien como algo sutil que envuelve todo el libro y que te hace imaginarte esos platos que prepara Margherita y desees probarlos. Otra nota que destaca es que de vez en cuando, en medio de la narración que se desarrolla en tercera persona, sobresalen las frases que Margherita se dirige a ella misma y que por supuesto nos hacen conectar un poco más con la protagonista.Es un libro que nos habla de sensaciones y de sentimientos, todo ello a través de comparaciones relacionadas con la comida. Su manera de mezclar sabores y de ir creando nuevas recetas en consonancia con sus sentimientos me ha parecido un acierto.También nos habla de las tradiciones y de los trabajos artesanales que se van pasando de padres a hijos, poniendo como ejemplos dos oficios en los que se une la pasión y el saber hacer: la cocina y los viñedos. Promoviendo una vuelta a lo natural y a los orígenes para ensalzar lo bueno y sencillo de la vida tranquila y a poder ser rodeados de la naturaleza. Un canto a la libertad y a sentirse a gusto en lo que uno hace en la vida.Para espíritus aventureros, al final del libro se encuentra el recetario. Me gustaría preparar alguna de las recetas dulces que nos proponen, esperemos que el resultado no sea muy desastroso.Si deseáis saborear y degustar esta historia como si de un menú se tratase os encontráis ante el libro perfecto, os sorprenderán los sabores y las descripciones que nos presentan, despertando vuestro apetito, no así el desenlace de la historia que resulta bastante previsible.
“La cocina era una manera de expresarse, de sacar lo mejor que tenía dentro.”
“Aquel hombre era un profiterol de alta pastelería, no era una banal rosquilla de desayuno.”
“las sensaciones que le había provocado el río de chocolate fundido que había en su mirada.”