Reseña: El chico de las estrellas de Chris Pueyo

Título: El chico de las estrellas

Autores: Chris Pueyo
ISBN: 9788408146872


Editorial: Destino 
Páginas: 202
Año de publicación: 2015Precio: 12,30€Érase un niño que jamás vivió más de dos años seguidos en una misma casa, por lo que decidió pintar las paredes de todas sus habitaciones con estrellas. Su rechazo al colegio y una familia inusual le empujarán a emprender un viaje donde no todo serán constelaciones y pedirle deseos a la luna. Es hora de bajar al barro, equivocarse con una princesa y terminar encontrando un príncipe… ¿o no?Sus ansias de libertad, tres antídotos de supervivencia y unas botas plateadas le acompañarán por un mundo muerto donde los sueños llegan descalzos y despeinados a Ninguna Parte. 
Esta novela me ha llamado la atención exclusivamente porque ser un libro de temática LGBT. No me mal interpretéis, se trataba de simple curiosidad.
El autor nos presentó la obra en el encuentro organizado en Madrid por la editorial Destino con ciertas dificultades, al final lo que me quedó fue claro que si ha puesto algo en esta novela ha sido sentimiento. Mucho.
Y con esto muy presente inicié la lectura para encontrarme con un relato al que es evidente que le falta un poco de experiencia pero con el que es muy sencillo caer rendido. En seguida me di cuenta de que allí iba a encontrar grandes frases y frases en grande, a la vez que podía, y debía dejar de lado cualquier valoración de ese tipo para dar al libro el valor que éste impulsara en mí.
Es decir, me dediqué a sentirlo.
A pesar de lo que pueda parecer, es un poco difícil porque yo no he estado enteramente receptiva para estas situaciones en las últimas semanas y la novela aborda situaciones que me he esmerado en dejar atrás durante mucho tiempo. Y quien dice “atrás” dice “encerradas en un cajón con una piedra encima y varios cerrojos de por medio”. Así que a esta novela no le ha resultado fácil llegarme hondo desde el principio, y a pesar de los impedimentos, ha conseguido abrir grietas.
La narración, en esa persona extraña que ha usado El chico de las estrellas para narrar su propia historia, ha conseguido que la prosa poética y el relato profundamente tierno sean armas para la creación de lágrimas, empatía y comprensión hacia algo que es más común de lo que puede parecer.
La acción es presentada a grandes rasgos en los primeros capítulos y desmoronada de forma sustancialmente más detallada en los siguientes episodios. Siempre custodiada por el velo irreal de la percepción, la narración está cargada de sentimientos y fuertes emociones que se llevan al lector consigo a ese rincón tan íntimo que ha habilitado el autor para él.
Me ha sorprendido con lo mucho que se puede decir en pocas palabras, y no me refiero solo a que sea un libro corto, si no a todo lo que se intuye tras cada uno de los espacios que median entre las palabras gravadas en el papel. También me ha traído alguna… no sabría como catalogarlo, pero ha sido definitivamente incomodo como cada vez que me encuentro con descripciones tan explícitas. Normalmente evaluó como de bien encaja su presencia con el resto de elementos y me limito a darle la atención que merece, pero en esta ocasión esto me dejó totalmente fuera de la historia como si fuera algo demasiado íntimo como para que yo pudiera presenciarlo. Evaluándolo posteriormente, no desencajaba en absoluto y habría sido absurdo que no que estuviera ahí, donde debía. Pero me dejó descolocada.
Es evidente que falta mucho por pulir, pero ha sido una lectura preciosa, un personaje sencillamente encantador, una historia muy tierna que lleva dentro mucho más que los altibajos que puedan pasar por la vida de alguien y mucho más que la imagen estática de las personas que han tendido la mano.
Se recomienda acompañar de un sofá, una manta calentita y una taza con bebida, también calentita.