Autopublicación (actualmente Planeta) || Enero 2018 (Noviembre 2020)
245 páginas || Papel y ebook
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Esta es una historia de amor, de sueños y de vida.
La de Valentina. La chica que no sabía que tenía el mundo a sus pies, la que creció y empezó a pensar en imposibles. La que cazaba estrellas, la que anhelaba más, la que tropezó con él. Con Gabriel. El chico que dibujaba constelaciones, el valiente e idealista, el que confió en las palabras «para siempre», y creó los pilares que terminaron sosteniendo el pasado, el ahora, lo que fueron y los recuerdos que se convertirán en polvo.
¿Sabéis esa sensación de escuchar hablar de un libro o una autora a los demás, y tener claro que también os encantará cuando la leáis? ¿Estar convencidos de que son historias para vosotros, que os van a enamorar como a la mayoría, y sin embargo tardar y tardar en leerlos, sin saber muy bien por qué? Eso es lo que a mí me pasaba con la autora. Llevo años viendo reseñas de sus libros, escuchando hablar de ella, de sus historias, de lo mcuho que emociona y gusta. Y sabía que cuando yo la leyera por fin, a mí también me pasaría. Tenía esa intuición, y yo, sobre todo en la literatura, soy de intuiciones. Sin embargo no encontraba el momento de ponerme con ella, hasta ahora. ¿Y sabéis qué? Que no me equivocaba. No sé si es que he elegido bien el libro por el que empezar a leerla, o ha sido el momento, o simplemente la historia, pero me he enamorado completamente de Valentina y Gabriel.
Si aún tienes dudas sobre qué es lo que me hizo fijarme en ti el otro día cuando te vi en esa calle, bueno, no lo sé, y eso es lo mejor de todo, la parte del iceberg que se esconde bajo el agua, lo que no puedes ver ni aunque lo tengas delante de tus narices.Si lleváis tiempo por aquí, sabréis que soy de poner pocos 5/5. La historia tiene que ser muy perfecta (para mí, obviamente, esto es completamente subjetivo) para que consiga que yo ponga esa nota. Pues con este libro no he tenido dudas. Y no es una historia compleja, con grandes giros, y muchos personajes profundos, para nada. Es una historia sencilla, en la que básicamente conocemos a dos personajes, una pareja, que se enamora y nos relata su historia de amor a través de las palabras de ella. Es una historia corriente, pero de tan corriente es muy real. Y quizá sea eso lo que me ha gustado tanto. Que sea una historia que podríamos vivir nosotros, o que podemos ver reflejada quizá en nuestros padres. Es justo eso lo que me ha emocionado y enamorado, y lo que ha hecho que no pueda ponerle otra nota, no se merece menos.
Tú eras una venta abierta en una casa cerrada, pero ese día me di cuenta de que llevaba años con el pestillo puesto y ni siquiera me había percatado de ello.'El chico que dibujaba constelaciones' es el claro ejemplo de que una historia sencilla no tiene por qué ser mala, ni simple, ni aburrida. Es sencilla por lo que nos cuenta, por lo que ocurre, por sus personajes. Es sencilla porque es natural, y eso, al menos a mí, me encanta. Y cuando digo que he visto reflejados a mis padres no significa que yo les viera vivir un amor tan intenso, ni tener momentos tan bonitos como los de Valentina y Gabriel, ni que mi padre apoyara a mi madre en sus sueños como hace él, o que ella los tuviera realmente. Porque no tenían la misma edad, ni la misma vida, lógicamente. Lo que sí que veo reflejado es ese amor duradero y fuerte que se tenían. Incluso he visto reflejados en Sofía y Pablo, sus hijos, a mí y a mis hermanos. Quizá porque su época es la mía, porque yo podría ser Pablo por la edad, o porque simplemente he reconocido cada cosa que ellos viven, no por haberla vivido, sino por haber escuchado hablar de ello siempre.
Me dijiste una vez que pensabas que la vida eran instantes, fotografías que se quedan en nuestra memoria, palabras sueltas que nos guardamos incluso sin saber por qué. Y tenía razón, Gabriel. La vida es eso.'El chico que dibujaba constelaciones' es una historia de amor relatada a través de Valentina, que nos cuenta su historia en primera persona como si de un diario se tratara. Y a medida que vamos leyendo, por su tono y su forma de contar, nos damos cuenta de que lo que nos cuenta son sus recuerdos, su vida, por lo que la está contando desde mucho tiempo después. Y sí, podemos intuir el final y cosas que pasan, pero eso no le quita magia a la historia, al contrario. Es un libro que nos habla de una época en la que las mujeres comenzaban a dejarse ver, a tener voz y voto, a opinar y a luchar por sus sueños. Y en ese camino, Gabriel fue el empuje que a Valentina le hacía falta para vivir la vida que ella quería vivir. Y ver ese apoyo, es maravilloso. Igual que es maravilloso conocer a Aurelio, el padre de Gabriel, tan distinto al propio padre de ella. Y es que vemos las dos caras de una misma moneda, y las dos formas de ser en una misma sociedad que pensaba muy distinto. Y parece mentira que todo eso sea realmente tan reciente, y que aún nos quede tanto por hacer, y por pelear. Pero cómo han cambiado las cosas...
Porque tenías el mundo a tus pies, pero aún no lo sabías. Y quería estar a tu lado cuando empezases a descubrirlo.Valentina y Gabriel viven un amor sincero y profundo, de esos que ocurren a primera vista, en una época en la que las relaciones no se vivían de la misma forma que ahora, y había que esconderse incluso para darse un abrazo o un beso. Es un amor real, y hermoso, que sufre sus propios baches por el cambio que va dando su vida. Porque la rutina, el trabajo, el pasar de los años y el distanciamiento sacuden a cualquier pareja por más amor que se tengan. Y al final lo importante no es evitar todos esos problemas, sino saber sobreponerse y superarlos, y darse cuenta de que, a pesar de todo, la otra persona sigue estando ahí para nosotros, igual que nosotros estamos para ella. En lo bueno y en lo malo. Cuando las cosas van bien, pero sobre todo cuando van mal. Incluso cuando sufrimos la peor de las pérdidas.
A veces algunos corazones están tan dañados que ya no saben cómo latir a otro ritmo que el que un día les impusieron.De la forma de escribir de la autora lo único que puedo deciros es que me ha encantado, y enamorado, y es algo que ya sabía, o intuía, como os he dicho al principio. Pero si antes tenía claro que quería leerlo todo de ella, ahora lo tengo todavía más. No diré que me arrepiento de haber tardado tanto, porque a veces los libros te llegan cuando te tienen que llegar, y los lees cuando debes leerlos, y yo lo siento así con este. Pero sí tengo claro que no tardaré mucho en ponerme con otro, de hecho, ya estoy apuntada en una lectura conjunta de 'El día que dejó de nevar en Alaska' para el mes que viene, y estoy deseando empezar.
En resumen, 'El chico que dibujaba constelaciones' es la historia de amor de Valentina y Gabriel, contada a través de la voz de ella. Una historia sencilla, corriente y muy real, en la que podemos vernos reflejados, o ver reflejado a alguien que conocemos, ya sea por el contexto, la ambientación o lo que ellos viven. Es una historia de AMOR en mayúsculas, de dos personas que se apoyan en todo momento, en lo bueno y en lo malo, y que a pesar de los obstáculos y las diferencias, del distanciamiento que producen los años, la rutina y el trabajo, nunca dejan de mirarse a los ojos y amarse a través de ellos. Es una historia preciosa, contada de una manera maravillosa, y que se queda en tu corazón guardada para siempre. Os lo recomiendo si os gustan las historias románticas, sin grandes giros ni sorpresas, pero que os harán suspirar, emocionaros e incluso llorar, en más de una ocasión.
Gabriel, cuando encajamos por primera vez, sencillamente entendí que éramos dos estrellas perdidas en un firmamento inmenso que se habían encontrado por casualidad.