“El consuelo” es una novela de la escritora francesa Anna Gavalda publicada en 2008.
Charles Balanda es un arquitecto que no está contento con su vida actual, tal vez no lo sepa aún pues parece que vive por inercia pero en el fondo está deseando encontrar cualquier pequeño detalle, cualquier excusa para reiniciar su vida.Está cansado, hastiado de su vida, se ha ido dejando llevar y no sabe en que se ha escapado su tiempo ni dónde se ha ido, se le ha escurrido entre los dedos. Una vida monótona, falta de fantasía y de alegrías, un pasar los días porque sí.
El principio del libro es un tanto extraño y caótico como la propia vida del protagonista, no sabes muy bien dónde te va a llevar ni que te vas a encontrar. Incluso la propia escritora exhorta al protagonista a que deje de divagar y se centre, (eso mismo había estado pensando yo durante varias páginas…) Supongo que a la escritora le gusta interactuar con sus personajes, la verdad es que choca un poco.El libro es muy francés, las conversaciones, las reuniones, ese quejarse irónicamente de todo, ese filosofar sobre las relaciones. Es una introspección, disecciona al protagonista; la propia escritora también divaga en varias ocasiones unas veces diciendo muchas cosas y otras no diciendo nada. Va mezclando pasado y presente para darnos más detalles de este arquitecto y de su vida estereotipada.Y que puede salvar a Charles Balanda de esa vida sin sentido, pues en su camino aparecerá Kate, y ¿quién es Kate? Pues lo opuesto a Charles, una joven norteamericana que también avanza por la vida con su bagaje pero cuya actitud frente a la misma y sus problemas, ha dado como resultado otro tipo de caos. Nos contará su historia emotiva y llena de ternura que logrará conquistarnos.Son todos ellos personajes reales, cercanos, mostrados como son, seres humanos con sus flaquezas y sus heroicidades, con los que nos podremos identificar y tal vez comprender sus motivaciones. Y donde veremos el contraste entre una vida vacía y una vida plena y que lo más importante es seguir tus sentimientos y no a la sociedad y sus valores.
Un libro que tal vez disfrutaréis en su conjunto si como yo continuáis con la lectura a pesar de esos inicios poco convincentes, una escritora que me había recomendado una amiga y a la que estoy deseando probar en alguna otra de sus obras, por su descaro, su idea de escribir lo que realmente quiere sin sentir la presión ni atarse a ideales que no sean los propios y por ese poso de esperanza y realismo.
“Era un desorden considerable el que reinaba allí, pero que daba a su vez una impresión extraña, una impresión de dulzura, de alegría; de orden, sí de orden…”