Titania || Octubre 2017
352 páginas || Papel y ebook
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Un chico con el corazón de hielo.
Una chica que huye de sí misma.
Dos destinos que se cruzan.
Heather cree que solo hay tres cosas que sabe hacer: atraer problemas, salir huyendo y correr. Así es como termina en Alaska, en un pequeño pueblo perdido, trabajando de camarera mientras intenta llevar una vida nueva y tranquila. Su único problema es que uno de los dueños del restaurante parece odiarla y que ella nunca antes ha conocido a nadie que despierte tanto su curiosidad. Nilak es reservado, frío y distante, pero Heather puede ver a través de todas las capas tras las que se esconde y sabe que en ocasiones hay recuerdos que pesan demasiado; como los de sus propios errores, esos que intenta dejar atrás.
Pero, a veces, la vida te da una segunda oportunidad.
La nieve empieza a derretirse.
Y todo encaja.
Heather necesita cambiar de aires y de vida, dejar todo atrás y empezar de cero, lejos de todo lo que conoce y de los que la conocen. Por eso decide viajar a Alaska, ese lugar que veía en el póster de su habitación y del que sabe muy poco. El comienzo allí, totalmente sola, no será fácil, pero por suerte tiene un vecino que la ayuda desde el primer momento, John, el mismo que le recomienda que vaya al restaurante del pueblo a pedir trabajo. Allí conoce a Seth y Nilak, los dueños, y aunque el primero es agradable y en seguida le da una oportunidad, el segundo es frío, reservado y estúpido, como si no se fiara de ella a pesar de no conocerla. Así que Heather comienza a trabajar en un ambiente algo extraño, por lo diferentes que son sus jefes, pero pronto empieza a hacerse un hueco y a descubrir que quizá el frío de Nilak no solo viene por el ambiente, si no por todo lo que esconde. Igual que ella. ¿Conseguirá Heather encontrar en ese lugar recóndito la paz y tranquilidad que necesita? ¿Podrá olvidar todo aquello que le hizo huir y alejarse de las personas de su vida?
—Nadie desea ser un cascarón vacío y frágil, todos queremos ser el huevo y, a ser posible, con yema; es evidente que es la mejor parte. Luego existen una serie de fenómenos puntuales que llegan al mundo con dos o tres yemas, pero aspirar a eso sería casi un alarde de egocentrismo.—¿Estás comparando la vida con un huevo?—La vida y lo que cada uno puede aportar al mundo. Lo que somos. Yo lo único que sé es que no quiero ser solo cáscara. Y si lo soy... intentaré ocultarlo.'El día que dejó de nevar en Alaska' es el segundo que leo de la autora en estos meses, y está pasando lo que ya me imaginaba, que cuando comenzara a leer sus libros, no podría parar. Es cierto que de momento, prefiero 'El chico que dibujaba constelaciones', me enamoró un poco más, pero eso no significa que este no me haya encantado también. Cuando hay personajes que han pasado por situaciones que tienen que superar, cuando se cierran en banda al amor pero algo llega y los desarma, cuando tienen secretos que descubrir del otro que al hacerlo te enternecen, me encanta. Así que esta novela tenía todo para gustarme y así ha sido. Pero... Me ha fallado un poco el final. No porque sea uno malo, para nada, pero es que en las últimas páginas, en los últimos capítulos, he sentido que todo pasaba demasiado deprisa. Me hubiera gustado un desenlace más pausado, con más momentos, sabiendo lo que pasa con según que situaciones que merecen una venganza, o un momento bonito de esos eternos, y no lo he encontrado. Y ha sido lo que ha hecho que no le pusiera la misma nota que a la historia de Valentina y Gabriel.En este libro conocemos el punto de vista de Heather. Es ella la que nos va contando su historia, sus motivos para marcharse (aunque no lo sepamos al principio, le costará confesarse), y todo lo que va viviendo desde que pone un pie en Alaska. Así que conocemos al resto de personajes a través de ella, y les vamos cogiendo el mismo cariño que les coge ella, sobre todo a Caos, un Husky que se convertirá en el fiel compañero y amigo de nuestra protagonista, y que le dará un punto más de ternura al libro. Es maravilloso cómo la autora enseña tantos sentimientos a través de un perro, pero los que los amamos, comprendemos perfectamente que pueden darnos eso y mucho más. Pero bueno, también tenemos personajes humanos, y salvo uno o dos, todos terminan ganándose nuestro cariño, sobre todo por cómo se vuelcan con una persona que ni siquiera conocen, y como ven en Heather algo más de lo que muestra.
Escucha antes de hablar, Heather. Y observa sin juzgar. Si lo haces, descubrirás esos matices que ahora son invisibles para ti. Caminas medio ciega por el mundo. Te lo estás perdiendo todo.Obviamente, el mayor protagonista junto a ella es Nilak, la otra cara de la moneda, la otra parte de la "pareja". Un personaje que conquista, que desde el primer momento que aparece sabes que esconde algo doloros y traumático, algo que lo ha dejado marcado a fuego y que le costará abrirse, pero que sabemos que será irremediable para él terminar encariñándose con Heather, como hacen el resto. Y es que los dos personajes, aunque por distintos motivos, tienen más en común de lo que creen.Y no sé a vosotros, pero a mí los personajes como él me fascinan. Porque no es el chico malo que sabemos que al final es bueno, es el chico bueno que sabemos que lo esconde por lo que le ha pasado, y descubrir qué es esto, te destroza un poquito el corazón. O mucho, siendo sincera.
Nos encontramos con un libro de segundas oportunidades. Una historia romántica de esas que van poco a poco porque los protagonistas no están dispuestos a abrirse desde el comienzo. Y sí, sabes cómo va a acabar desde el principio, no es un secreto que este tipo de historias tienen final feliz, pero no importa, porque lo que disfrutas es el camino hasta llegar ahí. Y cada momento que viven los personajes te llega, y te saca más de un suspiro, aunque a veces quieras matarlos por sus reacciones, sobre todo a él. Pero también es un libro que te enseña el valor de la amistad, y de la familia. De que al final, pase lo que pase, y hagas lo que hagas, son ellos los que estarán ahí para apoyarte, perdonarte y quererte. Y es maravilloso. Tanto la familia de Heather, la real, como la que construye en las calles de ese frío lugar.
Ahora me siento egoísta por darle tanta importancia a mis problemas, porque cuando algo tiene solución y es reversible debería considerarse tan solo un aliciente para superarse a uno mismo, no una razón para tirar la vida por la borda.De la forma de escribir de la autora, poco más puedo deciros salvo que me encanta. Que transmite muchísimos sentimientos, que crea personajes maravillosos, imperfectos y complejos, pero muy muy reales. Que sabe cómo ponerle ese puntito dramático a la historia para que te emocione. Y cómo hacer que pienses y dudes con cierta parte de la historia contada por una persona, a modo de diario, que no sabemos quién es. Y ahí aparecen las teorías, y sí, en parte yo acerté, pero hubo otras cosas que me sorprendieron y eso también me gusta. Así que, es una autora que lógicamente voy a seguir leyendo, porque tiene esa manera de llegar al corazón con lo que cuenta y cómo lo cuenta que a mí me conquista por completo.
En resumen, 'El día que dejó de nevar en Alaska' nos cuenta la manera que tiene Heather, nuestra protagonista, de escapar de una relación tóxica (que no siempre es amorosa), y unos hechos que la hacen huir para dejar atrás todo, incluida su familia, a la que siente que ha decepcionado por completo. Esa huida la lleva hasta un pueblo de Alaska, un lugar frío pero precioso, que se convertirá en su nuevo hogar. Con ayuda de sus vecinos, que la acogen desde el primer momento, encontrará ese sitio en el que volver a ser feliz, aunque para ello deba enfrentarse también a Nilak, un chico que no se lo pondrá fácil y que parece rechazarla sin conocerla. Entre ellos irá surgiendo algo, una unión que fortalecerá Caos, un husky que es todo ternura, y ambos se darán cuenta de que tienen que dejar mucho atrás si quieren abrirse de nuevo al amor. Es un libro que os recomiendo si os gustan las historias que van poco a poco, con personajes imperfectos que deben superar el pasado y abrirse de nuevo, y que nos muestran la importancia del amor, la amistad y la familia.
Alguien debería habértelo dicho cada día de tu vida, todas las mañanas, hasta que terminases creyéndote esa verdad y diciéndotelo a ti misma al mirarte al espejo. Porque es cierto. Lo eres. Ella tiene razón. En algún momento te darás cuenta de que eres Siqiniq. El Sol.