Revista Cultura y Ocio

Reseña El gran cambiazo, de Roald Dahl

Publicado el 12 febrero 2015 por Sasy
Reseña El gran cambiazo, de Roald DahlRelatos / 176 páginas / 1974
Desde que tengo uso de memoria, Roald Dahl ha estado en mi vida de lectora. Al principio con sus cuentos y poesías para niños (¡Qué asco de bichos! es memorable), y cuando aprendí a leer pase a sus novelas infantiles. Pero me quedaba una cosa: su producción para adultos. El año pasado me resarcí con Relatos de lo inesperado, una serie de cuentos maliciosos y perversos que disfruté muchísimo; y ahora, durante los exámenes de enero, fue El gran cambiazo (Switch bitch) el que me acompañó. Sobra decir que son lecturas agradables, que ponen al lector en una situación un tanto incómoda (sobre todo en este caso) por los temas que tratan, pero que gracias al buen hacer de Dahl la sensación posterior a la lectura es muy positiva. El libro está dividido en cuatro relatos: dos pertenecientes a las memorias del tío Oswald (que, según el compilador de las mismas, ruborizarían al mismísimo Casanova): “El tío Oswald” y “Perra”; las otras dos son historias independientes, “El gran cambiazo” y “El último acto”. Son solo cuatro, ¿vamos por partes?
Del mismo modo que una mujer aficionada a los caballos acabará por tener las piernas estevadas de tanto montar, a una mujer muy apasionada los hombros se le redondean curiosamente de tanto abrazar a los hombres. Se trata de una deformación profesional, la más noble de todas ellas
Con respecto a las dos relacionadas con el tío Oswald, se comienza frunciendo el ceño ante las hazañas y los pensamientos del narrador (sobre todo en “Perra”, es sobrecogedora la naturalidad con la que aceptan el descubrimiento que se ha hecho y sobre todo los usos que podrían darle), pero se termina sonriendo. Es curioso porque en muchas críticas de las novelas de Dahl se le tilda de machista, y aunque es verdad que sus personajes masculinos adoptan una perspectiva misógina que a mí sí se me hace incómoda, no me resulta, al menos en este caso, fruto de la ideología del autor. Son personajes que reciben su merecido, en mayor o menor medida. No se puede decir que aquí las mujeres tengan profundidad psicológica, cierto, pero tampoco hay más personajes que el protagonista con un fondo o una historia. Además, ya os digo que Oswald recibe su merecido y si somos lo suficientemente maliciosos cerraremos el libro con una sonrisa en los labios. “El gran cambiazo”, por otro lado, es la historia de dos maridos que consideran que sus mujeres son estúpidas y que por lo tanto pueden hacer lo que quieran sin que nadie se dé cuenta. Alguien manejando a alguien que maneja a otro alguien para que finalmente ese alguien le dé la vuelta a la sartén y la coja por el mango. Creo que ese relato, seguido por “El tío Oswald”, es el mejor de los cuatro y el más significativo. Es en el que mejor se ve lo que pretende hacer Dahl y donde se comprende, si nunca se le ha leído antes, que le gusta mucho por un lado darle la vuelta a las cosas para hacer que sean lo que no parece y por otro salir por la tangente con locuras imposibles. Finalmente tenemos “El último acto”. Sentimientos encontrados, creo que es demasiado largo para lo que ofrece y que empieza muy bien para dar con un final demasiado abrupto. Sí es verdad que la idea presentada es escabrosa y muy en la tónica del resto del libro pero no está al nivel ni mucho menos. Mencionar también que en los cuatro relatos se toca de un modo u otro el tema violación. No se menciona como algo negativo en ocasiones (ya he comentado la dudosa moral de algunos personajes), pero sí se presenta como un aporte interesante para las distintas tramas. El resultado es que son relatos recomendables, unos en mayor medida que otros pero Dahl al fin y al cabo. Es mejor para lectores que ya hayan probado al autor. Para empezar, mejor los Relatos de lo inesperado o sus obras infantiles.
Puntuación:
3/5  

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