Editorial SM || Abril 2022
184 páginas || Papel y ebook
Comprar Libro
Atrás quedó el mar, si tuviste la suerte de atravesarlo. Delante, miles de tiendas, suciedad, monotonía y tristeza. Los días transcurren iguales unos de otros... Hasta que un día, todo cambia. Entonces miras más allá de las tiendas y de las colas y de las vallas. A las montañas. Al futuro. Solo tienes que encontrar un motivo para arriesgarte a buscarlo.
Me llamo Isata y no tengo voz. La perdí en algún lugar del pasado, en el mar que dejé atrás.
Mi vida siguió adelante. Conocí a Dibra, que se convirtió en mi hermana. Y a Wole. Él siempre llevaba una camiseta amarilla muy grande y era flaquito y muy negro. Vendía cosas y hacía jaulas para los grillos. Un día desapareció. Y nosotras fuimos a buscarlo.
´
Corto The Journey (Majid Adin)
Isata lleva mucho tiempo viviendo en el campo de refugiados. Ni siquiera recuerda realmente cómo llegó a él. Pero su vida siguió adelante y consiguió hacerse amiga de Dibra, y se han convertido en hermanas. Siempre están juntas. A veces se les une Nadia, otras Wole. Un niño con una camiseta amarilla que le va grande, que se dedica a vender cosas y a hacer jaulas para los grillos. También lo considera su amigo, como Dibra, por eso cuando él desaparece, ambas se empeñan en encontrarlo. Juntas vivirán una aventura para descubrir qué le ha pasado, poniendo sus vidas en peligro, pero eso también les traerá la oportunidad de tener un futuro distinto, algo más. ¿Serán capaces dos niñas refugiadas de encontrar a Wole? ¿Podrán tener al final una vida mejor?'El mar detrás' es un libro que me ha gustado más de lo que esperaba en un primer momento, aunque el final me haya dejado un sabor agridulce porque necesito más. Tengo que admitir que me daba miedo no poder conectar del todo con la historia, al estar contada desde el punto de vista de Isata, porque me suele costar hacerlo cuando nos lo cuentan niños. Pero vaya si he conectado. Y me ha encantado, dolido y enfadado conocer la historia de esta niña, y de sus amigos, y de todos los que viven en el campo con ella. Porque nos encontramos con un libro duro, que a partir de reflexiones, recuerdos y conversaciones entre las dos niñas, nos hará partícipes de lo que viven los refugiados que buscan una vida mejor en otro país. Y ya os aviso de que no será agradable, ni bonito, ni feliz. Y eso da mucha rabia, porque no es justo ni se entiende, y tras leer el libro es incomprensible que alguien no sea capaz de empatizar con ellos, y entender que no se van de su país por gusto, que no siempre eran pobres, que en su país tenían una vida, a veces acomodada, pero tuvieron que renunciar a ella. Y lo que se juegan en el camino y después, es su propia vida.
El mar vibra, pero no se ve nada. Todo es oscuridad. Nada en el cielo, nada a tu alrededor. Solo el ruido de la gente llamándose y chapoteando. La espuma que la gente levantaba era como rayos de angustia y de miedo. «¿Vendrám?», pensabas. «¿Vendrá alguien?». Eso pensabas primero y luego, cuando ya estabas tiritando, en el trescientos diecisiete, te preguntabas: «¿Subieron todos? ¿Quedó alguien atrás?». A veces sueño eso por la noche: que grito y grito y nadie me oye y las luces del barco, lentamente, se van alejando. Y sigo gritando y gritando y gritando y manoteo en el mar. Entonces me despierto.
Isata es una niña que no habla. Tal es el trauma que vivió al huir de su país, que perdió la voz. Pero eso no le impide comunicarse con Dibra y que esta la entienda. Y la relación de ambas es una de las cosas que más me ha gustado de la historia. Porque es muy bonita, y porque realmente se han convertido en hermanas. Y Dibra la protege y cuida como si realmente lo fuera, y es triste y hermoso ver cómo Isata la necesita, cómo es incapaz de alejarse de ella, porque al final es la única persona que tiene. Y la amistad de ambas va creciendo a medida que transcurre la historia, y cada vez se hace más fuerte y estrecha. Y da gusto leerla. Aunque al mismo tiempo duela saber lo que ambas han tenido que pasar y siguen pasando.
La verdad es que es un libro que me atrajo sobre todo por el tema de la desaparición de Wole, y saber cómo ambas iban a tratar de encontrarlo. Y ese toque de misterio le da a la historia algo especial. Porque es a raíz de él, de lo que ellas van haciendo por descubrir qué ha pasado con el niño que conocemos cómo se vive en el campo, cómo es el día a día de los refugiados, a la vez que conocemos la historia de algunas de las personas que allí viven, y cómo no es todo paz y tranquilidad ni siquiera por todo lo que sufren. Porque también hay gente mala entre los que buscan una nueva oportunidad, y nuestras chicas tendrán que enfrentarse a ello y descubrir la realidad del lugar en el que viven.
Parece que exista una ley que dice que algunos han de caer por el camino para que otros lo consigan. La cuestión es que a veces, a los que nos caímos antes, se nos olvida que el viaje no termina aquí. A mí se me olvidó, pero ahora lo he recordado. Y lo que vamos a hacer por la noche será difícil y tal vez quedemos heridos o tal vez muramos. Y, si morimos, entonces seremos uno más aquí, con vosotros, y habremos muerto para que otros puedan proseguir el viaje. Así que no os pido perdón por estar viva mientras que vosotros moristeis. Os pediría perdón si me quedase aquí más tiempo. Os lo debemos. Y somos vosotros.
La forma de escribir del autor me ha gustado mucho. Obviamente, al estar contado desde el punto de vista de Isata, que no deja de ser una niña, las cosas se nos cuentan de una manera bastante light, aunque eso no quita que las sensaciones al leerlo sean de miedo, enfado o tristeza. Porque hay momentos de todo tipo, pero los que más pesan son los duros, sobre todo hacia el final de la historia. Y el autor consigue que reflexiones por lo que estás leyendo, que pienses realmente cuál es tu actitud frente a los refugiados, si es la correcta, si de verdad los comprendes. Es un libro que debería leerse en todos los intitutos, de eso no me cabe ninguna duda. Pero también los adultos deberían darle una oportunidad para ver la realidad del mundo que nos rodea, y que a veces nos parece tan lejano. Seguiré leyendo más libros suyos seguro.
En resumen, 'El mar detrás' es un libro duro, que nos cuenta una historia complicada sobre los campos de refugiados y la realidad que viven las personas allí, en especial los niños. Es un libro con un toque de misterio, que nos muestra la rutina de las personas que viven en estos campos, lo que tienen que sufrir, no solo antes de llegar al nuevo país, sino después, una vez que se ven metidos en esos lugares durante años, sin respuestas, sin oportunidades, y casi sin esperanza. A través de Isata, una niña que ha perdido la voz, y Dibra, su mejor amiga, entenderemos la dureza de sus vidas, mientras hacen lo imposible por encontrar a su amigo desaparecido. Es un libro que os recomiendo, a pesar de la tristeza, la rabia y la incomprensión que sientes al leerlo por esa situación, porque merece la pena tomarse un tiempo para leer, reflexionar y empatizar con aquellos que se juegan la vida por una oportunidad y una vida mejor.
El problema es que somos demasiadas personas ya en el mundo. Y nos molestamos. Cuando hay mucha gente, adquieres el derecho a ver al otro como un extraño. Porque te conviertes en un egoísta. Lo haces porque te olvidas de lo que es pasar necesidad. Entonces todos los problemas están lejos y tú puedes sentarte a ver la televisión o a jugar a la Play tranquilamente. Y no quieres que venga nadie a sacarte de eso. Y eso es porque el mundo se va haciendo cada vez más pequeño. Y, al hacerse pequeño, nos damos unos a otros con los codos. Y eso pasa, Isata: que nosotras éramos así, pero que se le dio la vuelta a la tortilla y ahora somos pobres y no tenemos más que el suelo que vamos pisando. Pero ellos, ¿sabes? No son peores que nosotros, no es eso. Es que se han acostumbrado a la vida que llevan, lo mismo que nos pasaba a nosotras cuando vivíamos en el viajo país. ¿Y cómo vas ahora y les dices «Haz sitio»? No, porque ellos, en el fondo, también son pobres, lo único es que están un poco más allá del borde en que se acaba el mundo que nosotras habitamos. La pregunta es: si nosotras somos pobres y ellos son pobres, ¿quién se lo está quedando todo? Ese es el problema, Isata, y no otro.
Gracias a Babelio y a la Editorial por el ejemplar.