Un inocente lanza una botella al agua conteniendo, no ya su deseo de que alguien le salve, porque sabe que eso no va a suceder, sino que alguien conozca su caso y que de algún modo se haga justicia. Esa nota de socorro llegará años después a la mesa del despacho del subcomisario del Departamente Q. Él tan solo desea poner los pies sobre la mesa y echar una cabezada, pero sus infatigables subordinados tienen otra idea, porque esa nota les grita a través de sus letras escritas con sangre que alguien haga algo. Poco a poco van descubriendo que detrás se esconde un asesino implacable que no deja ningún cabo suelto.
Jussi sigue manteniendo el mismo estilo que en sus anteriores entregas. Nos adentraremos en la persecución de un hombre que no hay nada que le detenga, ni siquiera su conciencia, ya que carece de ella. Al mismo tiempo también iremos ahondando un poco más en la vida de todos sus personajes, algunos ya conocidos por nosotros y otros nuevos que vienen a sumarse a este gran elenco. Jussi siempre nos enseña las dos caras de la moneda, por un lado está Carl, un detective vago, algo que comparte con su creador, que gracias a su sagacidad e intuición ha conseguido resolver diversos casos realmente difíciles. Y en el otro lado conoceremos la vida del asesino, sus pensamientos mas profundos, su dura infancia y en fin, todos los hechos que lo convirtieron en lo que es, en un asesino sin escrúpulos. Todos ellos están fantásticamente integrados en la obra dotándola de algo especial. El escritor se ha apoyado en determinadas sectas religiosas para desarrollar su novela, y no es que tenga ningún problema con la religión, sino que necesitaba un sistema cerrado, hermético, en el que sus miembros estuvieran aislados y predominara el abuso de poder, precisamente el modo de actuar de nuestro asesino. Los problemas derivados de la integración de la inmigración o los recortes en algunas instituciones danesas, serán otros temas que de alguna manera se verán reflejados en la obra, siempre con ese toque irónico que caracteriza al escritor. Mørck vuelve a la carga, ayudado de sus peculiares ayudantes, Rose y Assad para intentar dar caza a un difícil contrincante. Muchos son los casos a los que Carl debe enfrentarse con las que, gracias al increíble estilo de Jussi, nosotros disfrutaremos en el proceso. Una obra plagada de personajes atípicos, muy creíbles a la vez que complejos; contaremos como siempre con nuestro carismático subinspector, junto a un asesino al que llegaremos a conocer muy bien, dotado de una mente perversa que se ha ido forjando a lo largo de los años, desde un niño maltratado a un adulto sin conciencia. Una obra caracterizada por una tensión “in crescendo” que te obligará a seguir esta angustiosa búsqueda.
Hay tantas cuestiones que me quedan pendientes en esta novela que ya solo deseo que caiga en mis manos la siguiente entrega de esta saga y que mesorprendan con un nuevo caso.