Hace un tiempo leí otra de las novelas de esta autora “Donde quiera que estés”, y ya me gustó mucho su estilo literario, pero la que nos ocupa hoy, curiosamente la primera novela que escribió Elena Moreno, me ha dejado con la boca abierta. Una prosa exquisita, pura poesía a la hora de trasmitir sentimientos profundos, y algo que me ha encantado, rebosante de hermosas metáforas que te acercan sin remedio, creo que no solo a la mente de Carmela, su protagonista, sino a la de la propia escritora, porque no es posible escribir cosas tan bellas sin que sean nacidas de la propia alma.
Una historia que nos habla de oportunidades perdidas, de decisiones tomadas, que sin ser ni erradas ni acertadas, marcan el devenir de toda una vida. De amores profundos pero inadecuados y de lealtades que anulan porque ahogan las libertades. También de los valores familiares, de la sangre espesa capaz de mantener unidas a las familias a pesar de las diferencias de caracteres y de las renuncias personales que exige la maternidad y el matrimonio.
Carmen fue una mujer adelantada a su tiempo, que vivió el amor apasionado en una época donde las pasiones podían condenarte en el infierno, en una España que salía dando traspiés de una guerra civil y que intentaba equilibrarse dentro de una dictadura, pero que a pesar de desafiar los convencionalismos de la sociedad que le tocó vivir, no pudo, o no supo, dar rienda suelta a su propia libertad. La libertad de renunciar a una vida acomodada y plana para lanzarse a los brazos de la pasión del amor que la consumía. Toda una vida de renuncia que estuvo a punto de costarle la cordura.
Años más tarde, su sobrina Carmela, la más parecida a ella de todos sus sobrinos, emulará sin saberlo esa misma historia, navegando entre el deber de un matrimonio donde la rutina y la costumbre son los pilares que mantienen unida a la familia y el amor ilícito y desbordado capaz de arrasar todo lo que encuentra a su paso.
Y a medida que el paso de los años nos va llevando por la vida de sus protagonistas, la autora tiene la escusa perfecta para mostrarnos un recorrido de hechos fidedignos ocurridos a lo largo de nuestra propia historia salpimentando muy acertadamente la trama de la novela.
Una narración repleta de sentimientos y emociones capaz de llegar al corazón de los lectores.
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