Según Colin Singleton existen dos tipos de persona: los que dejan y los que son dejados. Él, sin duda, pertenece al segundo. Su última ex, Katherine XIX, no es una reina, sino la Katherine número diecinueve, que le ha roto el corazón. Para escapar de su mal de amores, y con el propósito de hallar un teorema que explique la maldición de las Katherine, Colin emprende junto a su amigo Hassan una aventura que le llevará a Gutshot, un pueblecito de Tennessee, y a la sospecha de que en la vida la inteligencia no siempre es la mejor compañera de viaje. John Green, el autor de Bajo la misma estrella, nos regala una historia tocada por la emoción de un road trip, en una trama que combina de forma magistral golpes de humor, brillantes reflexiones sobre el amor y diálogos cargados de vida. «Divertidísima, provocadoramente compleja y cien por cien entretenida.» Kirkus «Una historia afilada e inteligente donde la carcajada oscila entre lo deliciosamente inmaduro y lo sutilmente intelectual.» Booklist Un gran y enorme MEH (InnerGirl). Impresiones: Porque sí, amigos, éso es lo que me ha parecido. A ver, no me ha aburrido soberanamente, no me ha parecido el tostón del siglo, no me han dado ganas de tirarlo por la ventana ni nada de eso, pero... No me ha aportado nada. Mientras lo leía sentía que podía estar haciendo perfectamente otra cosa más o menos anodina que me aportaría lo mismo. Ni me ha enriquecido como persona, ni nada parecido. Muy probablemente, dentro de unos meses se me olvidará que lo he leído. Sobre la trama, poco más que añadir a lo que indica la contraportada sin hacer spoilers. Así que los voy a hacer -pero pocos-, AVISADOS ESTÁIS. Pues sí: el tal Colin es un chico muy inteligente y rarito (de esos que te sueltan datos sin venir a cuento sólo porque lo saben, en plan Sheldon Cooper pero un poco, y sólo un poco, menos repelente) al que le deja su novia, la número 19, que se llama Katherine, igual que sus 18 novias anteriores. Lloremos todos: oh, pobre, POOOOOBRE COLIN, que es muy listo pero nadie lo quiere, ayyyyyyyyyyy... Entonces, para que se le quite la depresión, se va con su amigo Hassan en plan road-trip hasta que paran en un pueblo perdido de la mano de Dior donde conocen a una chica que se llama Lindsey, que nada más aparecer en escena sabemos todos cómo va a acabar la cosa, cuya madre decide darles trabajo a los cinco minutos de conocerlos, y ellos deciden quedarse allí, donde Cristo perdió una chancla. En ese pueblo pequeño y aburrido pasan cosas para rellenar el libro hasta que el tema acabe como todo el mundo sabe que va a acabar. Mientras pasan esas cosas que no interesan a nadie, porque o son absurdas o muy previsibles (por ejemplo, tema novio: POR FAVOR, está claro que va a durar un Telediario SIN El Tiempo), Colin repasa obsesivamente a todas sus crueles novias que lo han dejado a pesar de lo listísimo que es, y decide que quiere ser alguien importante, un famosillo, aprovechando que tiene un coeficiente intelectual superior a la media (por favor, no lo olvidemos). Para entrar en los libros de Historia, se propone descubrir una ecuación para predecir las relaciones amorosas basada en las 19 chicas que lo han abandonado. Megainteresante todo, sí. Y ya. Por si no estaba claro del todo, confirmo: al final se queda con la chica que no se llama Katherine y logra desarrollar la ecuación que se da cuenta de que no vale de nada. Lo dicho: libro normalito para pasar el rato. ¿Me ha gustado? No especialmente, diría que no me ha disgustado. Cosas peores han caído en mis manos. Pero ni es ni divertidísima, ni provocadoramente compleja ni cien por cien entretenida... Ni mucho menos es una historia afilada y las carcajadas NO oscilan porque NO existen. Es un gran y enorme MEH que perfectamente te puede hacer el apaño este verano en la piscina, pero que no va a aportar a tu vida nada más. Si tienes otro libro que te llame más, atiende esa llamada, este se puede quedar en espera... Nota a pie de destripe (contiene spoiler): durante la mitad del libro me puso DE LOS PUTOS NERVIOS que escribiera "joper" y "jopido" una y otra vez. Creo que me estuve acordando de la madre del editor hasta el infinito y más allá. Luego aclaran que no, que no es un error garrafal, pero hasta que llega la explicación estuve a punto de escribirle a la editorial un mambo injurioso. Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir con TwitterCompartir con Facebook
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