“Tisbea tiene veintidós años, agarra un berrinche si no le compran un helado de pistacho, tiene que cruzar una puerta tres veces antes de pasar al otro lado, y jamás ha besado a un chico.David, introvertido y con un carácter depresivo, ha intentado suicidarse varias veces. Está ingresado en un centro psiquiátrico bajo vigilancia. David y Tisbea son amigos, por eso Tisbea se ha propuesto encontrarle a David una razón para vivir, pero fracasa una y otra vez.”
“Dame un motivo, solo uno, para no querer morir”, tras esta petición desesperada se esconde un joven roto por el abandono y la soledad. Tisbea no puede permanecer impávida ante esta llamada de emergencia. Pero en esa búsqueda para darle un hálito de esperanza a su amigo descubrirá que lo que a ella le hace feliz es lo opuesto a lo que hace feliz al resto de la humanidad. Y lo que es peor aún, que tras esas sonrisas que le regalan familiares y amigos tal vez se escondan rencores, rabias, y desesperanza.
Ella a su manera quiere y necesita ayudar a las personas que están a su lado porque si ellos son felices ella lo será también, una sonrisa de su hermana la calma más que nada en esta vida, así como los abrazos de su padre, pero estos son escasos y fugaces, en ocasiones dados sin pasión, forzados; pero ella no es capaz de darse cuenta de todo ello.
Tisbea se ríe cuando algo no encaja, se viste de la misma manera cada vez que va a un mismo sitio o realiza la misma tarea, tiene límites para muchas cosas, los necesita para que la desesperación no haga mella en ella. Tisbea es una persona maravillosa de la que estoy feliz de haber conocido, aunque sea literariamente hablando. Tisbea se preocupa por las personas que ella más quiere. A Tisbea dan ganas de abrazarla y dejar que te sople en las orejas. Tisbea también es autista.
Las emociones, son las auténticas protagonistas de esta historia. Lloras, ríes y te sientes en cierto modo parte de la vida de esta chica que aun no sabiendo expresar sus sentimientos consigue que los nuestros fluyan desmesurados. Sientes rabia porque en su interior ella es maravillosa y no debería cambiar. También sientes pena porque una persona tan especial no logre empatizar con el resto de las personas y no sean capaces de ver la belleza que esconde en su interior. Desde luego que lo que no sentirás a su lado será indiferencia.
En la vida de un lector ocurre en ocasiones que una novela logra sacar a la luz un sinfín de sensaciones. Es por ello que cada vez que un libro se cierra abrimos otro raudos para que se obre el milagro de poder traspasar las páginas y sumergirnos entre palabras, frases, verbos y ser parte de este modo, de esa historia que ya formará parte de nosotros. El descubrir una obra como esta es el motivo por el cuál nunca nos damos por vencidos. Tisbea logrará que te encariñes con ella y que también sufras. Nos hará reír con alguna de sus ideas locas y sobre todo y ante todo, nos obligará a buscar dentro de nosotros mismos aquellas cosas que nos hacen felices y tal vez, si hemos aprendido la lección, las llevaremos a cabo. Picar a la puerta de esta novela para poder conocer y charlar un rato con Tisbea, descubrir sus anhelos e incluso, tal vez, ser partícipes de su primer amor. Preciosa, tierna, en fin, maravillosa.
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