Bienvenidos a la ciudad de Elantris, la poderosa y bella capital de Arelon llamada la «ciudad de los dioses». Antaño famosa sede de inmortales, lugar repleto de poderosa magia, Elantris ha caído en desgracia. Ahora solo acoge a los nuevos «muertos en vida», postrados en una insufrible «no-vida» tras una misteriosa y terrible transformación. Un matrimonio de Estado destinado a unir los reinos de Arelon y Teod se frustra, ya que el novio, Raoden, el príncipe de Arelon, sufre inesperadamente la Transformación y se convierte en un «muerto en vida» obligado a refugiarse en Elantris. Su reciente esposa, la princesa Sarene de Teod, creyéndolo muerto, se ve obligada a incorporarse a la vida de Arelon y su nueva capital, Kae. Mientras, el embajador y alto sacerdote de otro reino vecino, Fjordell, usará su habilidad política para intentar dominar Arelod y Teod con el propósito de somerterlos a su emperador y su dios.
Esta es una de esas novelas que tienen tanto respaldo que llegan a intimidar. Hay una horda de fans enamorados de Elantris que se enamoraron del autor y se han seguido enamorando del resto de sus obras. Pero yo me he enamorado de todo lo demás y ahora vengo a encontrarme con esta novela, una de las primeras obras publicadas de Sanderson y un volumen de intimidante envergadura que me ha conquistado por su complejidad y sus personajes, pero no me ha cegado el amor.
Elantris fue la ciudad que albergaba a las mayores maravillas de Opelon, los elantrinos de piel plateada brillante bajo una manta de cabellos blancos se han transformado en una masa de cuerpos extraños de piel gris moteada de marrón, en un extraño estado de semi-descomposición no disfrutan de las anteriores grandes capacidades que los caracterizaba como la capacidad de curarse, transformar la piedra en grano o viajar de un lado a otro de Arelon solo con su intención. Tras la terrible enfermedad que asoló a los elantrinos, el pueblo se sublevó y encerró tras las murallas de Elantris, antes prístinas e impresionantes y ahora mustias y apagadas, a todos los que sobrevivieron a los tumultos. Aquellos alcanzados por la magia del Shaod, que les convierte en elantrinos, son desterrados a Elantris. Sin que sus heridas sanen, sin que sus cuerpos mueran, sin que su mente descanse del dolor y el hambre eterna, los elantrinos están condenados a existencia infrahumana.Emplazado ante las murallas de Elantris, diez años después podemos encontrar la Ciudad de Kae, capital de Arelon. Ahora que lo eterno es rechazado por todos aquellos que no han corrido la misma suerte que los elantrinos, Kae es asolado por una grave crisis política y económica que pondrá en peligro la flaca estabilidad del reinado de Iadon, por desgracia Raoden, su hijo y heredero ha muerto, la princesa Sarene que iba a casarse con él ha quedado condenada a la viudedad en una corte insegura en la que el poder lo da el dinero. Además entra en escena un gyorn del reino vecino, el sumo sacerdote pretende convertir a todo el reino de Arelon bajo el lema “si arrastras a la cabeza, el cuerpo la seguirá” centrando su objetivo en el control de la corte. Sarene hace suya la obligación de proteger al reino de su fallecido marido y está dispuesta a todo para salvarlo de las manos del rey, del sacerdote y de los elantrinos.Al primero que conocemos es a Raoden que inaugura la sucesión de capítulos. Cada capítulo está narrado por uno de los tres personajes principales y se suceden de forma cíclica y con correlación temporal. Raoden es el joven heredero a la corona, que se despierta una mañana alcanzado por la Shaod y arrastrado a las entrañas de Elantris para pasar allí el tiempo que perdure su cuerpo. Descubre que sus heridas no sanan, que duelen constantemente y el dolor rompe la mente. Para apartarse del destino que le espera en la locura, Raoden se concentra en el Dor, la fuente de la magia de la que los antiguos elantrinos nutrían su poder, y los caracteres que usaban para canalizarla. Dar a los elantrinos un nuevo orden social también ocupa parte de su nueva vida elantrina.A continuación tenemos a Sarene que hace suya la misión de su difunto marido, al que no ha conocido.Cierra el ciclo Hrathen, gyorn de la religión de Fjorden, el Shu-Dereth, enviado por el propio Wyrn para dar inicio al reinado de su dios Jaddeth convirtiendo a los dos reinos que aún no han adoptado su religión como oficial.Sarene es una joven soltera demasiado inteligente y demasiado obstinada para haber encontrado marido ni aristócrata que la someta. Hrathen es un experimentado sacerdote que ha pasado por los rincones más oscuros de su religión y su personalidad metódica siempre ha sustentado su fé hasta que el encuentro con Dilaf, fanático y excesivamente entregado sacerdote, entra en sus planes.Estos son solo los personajes principales y son de una inestimable calidad, es muy sencillo entrar en sintonía con cada uno de ellos, ver la historia desde su punto de vista y compartir sus ideales y los conceptos por los que se mueven, al margen de que estés o no de acuerdo, es muy sencillo vivir la historia a través de ellos.El elenco de secundarios es sencillamente genial, cada uno de los protagonistas tiene un círculo de personajes más cercanos y más definidos que según se van alejando en importancia van perdiendo esa chispa de la dedicación. Sin embargo, cada uno tiene alguna particularidad que los hace fácilmente identificables.Muchas de las contiendas que encontramos son debates, son política, conspiraciones y tejemanejes y retorcidas contiendas sociales. Es todo sutileza e intenciones soslayadas. Afortunadamente también encontramos magia, espadas, sangre y visceras.La novela está dividida en tres partes además del prefacio donde nos pone en antecedentes sobre cómo era Elantris antes del Reod. La primera parte, como suele suceder, es la más extensa y la que tiene un desarrollo más lento, pausado, rebuscado. Se entretiene aquí en los pormenores sobre la ciudad de Kae y su aristocracia, su pueblo, la situación política de Arelon y los reinos más cercanos, y la situación económica que, en menor medida, influye en el desarrollo de toda la trama.La segunda parte es algo más ágil, pero sigue con esa tendencia a exploradora de cada detalle. Sanderson tiene una prosa embriagadora pero el contraste con la tercera parte es muy evidente, casi desconcertante. La tercera parte es la más corta y tiene el desarrollo más frenético, intenso, plagado de esa acción y esa magia que el autor te prepara para obtener durante toda la novela.El hecho de que Raoden quiera “civilizar” a los elantrinos, convertidos en seres hambrientos y despiadados que solo actúan en función de su insaciable hambre antinatural, me resultó genial y es el discurso de Raoden el que más me ha cautivado. Seguido muy de cerca por la historia de Sarene que es una protagonista con mucha personalidad, fuerte y decidida que me encanta. Mientras que el debate religioso me resultó un frente inflado de una importancia innecesaria, un debate para mí algo vacío.En definitiva, he disfrutado de la novela como una lectura completa pensada para deleitar mientras construye a paso afianzado un mundo con conflictos complejos y unos personajes muy bien trabajados. No me pareció el libro perfecto pero con tantos detalles como la Shaod, el Dor, las religiones, la política y la cantidad de personajes que toman partido, creo que es un gran trabajo que merece todos los títulos que posee. Sin duda es una de las mejores y más completas novelas de fantasía que he leído en los últimos años.