Elogio de las manos de Jesús Carrasco, Premio Biblioteca Breve 2024, es una obra narrada en primera persona para mostrar una elegante y profunda autoficción muy personal pero, curiosamente, muy cercana al mismo tiempo a muchos de nosotros.
La primera vez que leo a Jesús Carrasco, la primera vez que disfruto de su escritura tan poética y tan reflexiva. Y la primera vez que me regaño con dureza a mi misma por no haberlo leído antes, pero lo solucionaré buscando sus obras anteriores ya que me he sentido muy feliz leyendo Elogio de las manos.
«En lo que a mi experiencia se refiere, este elogio es un elogio de las manos liberadas. Emancipadas de la ancestral condena del trabajo y de la necesidad. Manos creativas y también recreativas».
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Argumento
Una novela tan extraordinaria como la peripecia de sus protagonistas
En el año 2011, el narrador de esta novela y su familia llegaron, de un modo azaroso, a una vivienda casi en ruinas situada en un pequeño pueblo del sur de España. Un acuerdo con el propietario les permitiría hacer uso de ella mientras él encontraba financiación para construir allí unos apartamentos. Era solo cuestión de tiempo que la casa fuera derribada. Sin embargo, durante los años siguientes, pasaron largos periodos en ella, reparándola con sus propias manos, transformándola en un acogedor lugar de encuentro y celebración. Allí recibieron a vecinos y amigos; con ellos compartieron comida, música, trabajo y risa. Allí la familia llegó a convivir con una docena de gallinas, varios caballos y burros, dos perros y algún ratón. Nunca perdieron de vista que terminarían llegando las máquinas excavadoras, lo que convirtió la experiencia en aquella casa en una elocuente metáfora de la vida: nos entregamos a ella aun sabiendo que termina.
Elogio de las manos es una novela tan extraordinaria como la peripecia vital de sus protagonistas, una historia en la que caben la aventura, la reflexión y el recuerdo. Con el talento expresivo que le caracteriza, Jesús Carrasco logra que la vida se cuele entre sus páginas, demostrando que la profundidad no está reñida con la ligereza y que ambas pueden iluminar un libro inolvidable.
Mi opinión personal (sin destripes)
Las manos que crean, las manos que trabajan, las manos que reparan, las manos que cuidan. Las manos que dan felicidad sin descanso con la realización de tareas y oficios artesanos dignamente. ¡Qué belleza de manos! ¡Manos libres!Manos que deben ser respetadas, manos que representan oficios que no debemos olvidar ya que son nuestra riqueza, nuestra procedencia, nuestra vida.«Cualquiera que haya tenido la experiencia de construir algo con sus propias manos establece un vínculo único con lo creado». Con la lectura de esta novela no he parado de anotar párrafos y párrafos que me gustaban y quería releer más adelante; bueno y también los anotaba por hacerme reflexionar y por querer compartirlo con mis seres queridos. Sentí desde un primer momento que el escritor examina con rigurosidad un entorno propio o cercano para contar una historia que a mi me emocionó muchísimo proporcionándome una gran sensación de complicidad e intimidad con él y con su historia.«... extraer algo del oscuro desorden interior y ordenarlo a la luz exterior. Poner delante de uno lo que estaba dentro porque para ver siempre es preciso situarse a cierta distancia»Al utilizar un narrador en primera persona que nos cuenta el libro que quiere escribir mientras escribe este puedo pensar que el escritor quiere jugar al despiste con nosotros, ¿será esta su historia personal o no? Pero para mi eso es lo que menos me importa ya que lo que me agrada es la facilidad con la que transmite intimidad y profundidad en una escritura que lees con comodidad y sencillez. Y, como siempre, os digo que todo autor deja en sus obras algo de él ya que son creaciones personales. Y la sensibilidad de Jesús Carrasco está palpable en toda la novela, su capacidad de mirar y observar todo lo de su alrededor, lo grande y lo pequeño. Mirar con atención para aprender y para entender lo que nos importa realmente.«El tiempo que cada uno de nosotros dedica a sí mismo es el terreno en el que la libertad y la identidad juegan. Solo en ese espacio privado podemos ser plenamente nosotros, nos decimos. En esa soledad no supervisada nos entregamos sin miedo a quienes somos...»Hay tantas y tantas hebras de hilo de las que tirar en este libro artesanal que puede que os aburra y no debo ya que la novela es una delicia que he leído con muchísimo cariño. Hilos como el amor, la conexión con los amigos y vecinos, las creaciones, cuidar del medio ambiente, cuidad de nuestras ciudades, cuidar de nuestros mayores, cuidar de todos los que nos necesitan, y las casas en las que vivimos...«... apegado a aquella casa que no era nuestra y me resistía a dejarla marchar sin más. El discurso pertenecía al joven que fui y la verdad, al hombre que era. Y entonces sentí que todas esas parábolas de amor puro que incendiaron mi juventud también podían arder tranquilamente». En la novela la casa es un personaje más, la conocemos e iremos observando y admirando su crecimiento con el paso de los años. Una casa habitada es uno más en la familia. Está viva tiene su historia, su vida. Nacen y mueren para ser reemplazadas por otras nuevas. Las casas tienen un proceso muy interesante, una memoria y una identidad.Y llegados aquí hay que señalar otra bonita hebra de la que tirar en este libro: la memoria, sin ella no hay identidad. Una memoria que nos hace ser quienes somos, sin nostalgias por pasados que de nada nos sirven ahora.Leed Elogio de las manos de Jesús Carrasco y saboread con lentitud la proximidad de sus reflexiones, saboread la duración ya que terminaréis como yo queriendo más. Y pensad en los valores que deben adoptarse al tiempo que nos toca vivir para intentar ser felices cambiando en nuestra medida unas realidades que nos hacen sentirnos mal. «Yo hubiera querido perpetuar para siempre esa cotidianidad salvadora. Una costumbre que inyecta sentido a la vida. Si algún día pierdo a quien más amo, lo que echaré de menos cada día no serán los grandes momentos pasados sino los pequeños vividos»
Jesús Carrasco nació en Olivenza (Badajoz) en 1972. Su primera novela, Intemperie (Seix Barral, 2013), lo consagró como uno de los debuts más deslumbrantes del panorama literario internacional y fue galardonada con el Premio Libro del Año otorgado por el Gremio de Libreros de Madrid, el de Cultura, Arte y Literatura de la Fundación de Estudios Rurales, el English PEN Award y el Prix Ulysse a la Mejor Primera Novela. Quedó finalista del Premio de Literatura Europea en Holanda y del Prix Méditerranée Étranger en Francia. Elegida como Libro del Año por El País en 2013 y seleccionada por The Independent como una de las mejores novelas traducidas de 2014 en Reino Unido, Intemperie ha sido publicada en veintiocho lenguas y ha sido adaptada al cine por Benito Zambrano. Su segunda novela, La tierra que pisamos (Seix Barral, 2016), fue galardonada con el Premio de Literatura de la Unión Europea. Su siguiente libro, Llévame a casa (Seix Barral, 2021), ganó el XVII Premio Dulce Chacón de Narrativa Española y el Premio Casino de Santiago. Elogio de las manos (Seix Barral, 2024) es su última novela, ganadora del Premio Biblioteca Breve 2024.
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